Narra Alexis:
Me siento en las nubes, por Mateo y literalmente me siento en las nubes. He llegado a la cima del cerro, donde está el mirador. Mientras me recupero y normalizo mi respiración, tomé de mi botella con agua. Sigo jadeando, ha sido una muy buena corrida. Veo la ciudad, desde aquí se ve todo muy pequeño y yo me siento el rey. Y pienso que en alguna parte de mi reinado se encuentra un chico, un chico hermoso al que tuve el placer de tocar y tenerlo en mis brazos. Hay un ocaso hermoso. Lo único que quiero es que llegue el lunes para verlo. Para estar con él, con Mateo.
Estoy yo y una familia viendo en el mirador. Aun jadeo un poco. Suspire y me prepare para irme.
...
Ya es lunes, ayer había acompañado a Federico a cortarse el cabello y yo igual me lo terminé cortando. Me hice mi típico corte estilo militar.
Llegué a la escuela. A la primera hora no hice nada. Solo una aburrida clase de matemáticas. Debo empezar a poner al menos un poquito de atención, si no ahí es cuando Mateo me tiene que estar explicando absolutamente todo.
Tocaron para el primer receso. Kei me fue a buscar a la sala de artes.
—Que guapo —dijo saludándome. Me pidió que la acompañara al gimnasio a buscar no sé qué cosas.
—¿Kei por qué siempre te metes en todo? —le pregunté. Siempre en los actos, siempre en las obras de teatro o en los debates.
—Así los profesores me adoran. Es eso o tú ya sabes —dijo burlona haciendo el gesto con la lengua en su mejilla interna y su mano. Le regañé explicándole que perderá tiempo y que yo me muero por ver a Mateo. Esta solo se rió, si supiera lo que pasó esa noche...
Llegamos a la cafetería y lo divisé, distraído y conversando como siempre con la emo.
—¡Uh! —silbó Kei molestándome con fuerza y seguido se carcajeado con fuerza.
—Cállate enferma —le dije, tapándole la boca. Ella me lamió la mano—. ¡Asquerosa! —me quejé y nos reímos.
Narra Mateo:
Le estoy ayudando a Angélica a estudiar, va a tener un examen luego y esta eufórica.
—¡Cálmate niña! —exclamé explotando, me tiene los pelos de punta. No para de ojear su cuaderno con unos apuntes.
—Hola —escuché decir a Keila. Levanté mi vista y los vi. Lo ví... Angelica los saludó. Bajé mi vista rápidamente. No hagas contacto visual, no hagas contacto visual...
Seguí con Angélica, pero para este entonces yo ya estoy todo nervioso y acalorado, él, como si nada. Se ha cortado el cabello. Maldito... se ve mas atractivo de lo que ya es... ¡Ahg! Por favor no de nuevo, esto es el infierno... Como si fuera poco se sentó a mi lado y a la muy desgraciada de Angélica justo se le ocurrió ir al baño. Llegó Boris y estos tres comenzaron a bromear y conversar como siempre, y yo... Succiono el jugo con fuerza, mirando hacia mi bandeja petrificado.
—Oye Mateo, ¿vas a ir al paseo? —me preguntó Keila de repente.
—¿Mmm? —reaccioné torpemente y la miré. Asentí.
La mano de cierta persona en mi muslo interno izquierdo me paró el corazón y me heló el cuerpo. La mano del infeliz a mi lado...
Narra Alexis:
Que buena broma a dicho Boris... Apreté con suavidad...
Mateo se trapicó con el jugo. Lo miré tranquilamente, haciéndome el tonto. Ya está todo rojo. Tose y tose, no fue para tanto tampoco...
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¡Tú eres mi pendejo!
Teen FictionAlexis, un chico aficionado a correr, pierde todo cuando su nivel en la escuela baja demasiado. De muy mala gana, se inscribe en un taller de tutorías, donde conoce a Mateo, un chico bastante especial y que, extrañamente para Alexis, llama su atenci...