31 "Jai-co"

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Viernes, esta semana ha sido un caos, un total y terrible caos. Pruebas, exámenes sorpresa, tareas larguísimas, trabajos grupales y proyectos imposibles. Todo esto para poder cerrar el semestre, tercero es un caso serio. Solo nos pudimos ver con los chicos y con Mateo en los recesos. Y ya me siento enojado, no lo he besado en tres días. Necesito estar con él, pero no podemos, en ningún momento podemos estar solos. Abecés me dan ganas de simplemente besarle en frente de todos, sin importar el qué dirán, el otro día estuvimos a punto de hacerlo, nos quedamos mirando, pero él se dio cuenta de la compañía y se alejó rápidamente. La verdad lo comprendo, solo me gustaría y desearía que tuviera mi misma valentía y dejara la vergüenza atrás.

Llegué a la primera clase, bastante atrasado y en un mal momento, justo están presentando a un chico nuevo.

-Alexis, siéntese rápido por favor -dijo mi profesora. Están todos callados, ¿que acaso es el fin del mundo?

Fui a mi lugar, al lado de la muralla, el primer puesto, al frente del escritorio de la profesora. Me senté, me estiré, no he dormido muy bien últimamente.

-Entonces... Heiko... ¿Eico? ¿Jeico? -dijo mi profesora, intentando hallar la manera de pronunciar el nombre del chico. Muchos se rieron, miré al chico, que está parado al lado de ella. Tiene el cabello color miel, es muy alto y tiene unos ojos azules. Es bastante guapo, a decir verdad.

-Jai-co -respondió el nuevo-. Se escribe hache, e, i, e, k, o -dijo muy serio.

-¿Que pasa allá atrás? -dijo mi profesora a los idiotas que se seguían riendo. Rodé mis ojos, miré al frente y mi vista se nubló, tengo demasiado sueño...

La clase comenzó, el chico nuevo se sentó atrás de Boris, que se sienta atrás mío.

-Pe, e, ene, e -escuchó deletrear a unos idiotas atrás, burlándose del chico nuevo. Giré y noté como Heiko los mira. Volvió a girar y solo siguió con su aura seria, pero en el fondo se le nota furioso, incluso con ganas de llorar.

-Solo ignóralos -le dijo Boris a Heiko, este asintió y cerró sus ojos, dio un suspiro y lo volvió a mirar.

-¿Tú eres? -preguntó amablemente Heiko a Boris.

-Boris -dijo, me miró a mí... Y divisé mis mismos ojos turbios, la misma quijada y mirada penetrante, pero que no causa efecto ni en mí ni en Boris.

Un tipo de reflejo fugaz, pero rubio y con ojos azules.

-¿Y tú? -me preguntó el desconocido.

-Alexis -le dije. Me sonrió y yo igual.

-Señorita Keila, ¿qué excusa tiene ahora? -giré y vi a Kei, que como siempre ha llegado atrasada.

-Nada profesora, discúlpeme por favor, le juro que será la última vez -dijo Kei y seguido la saludó.

Kei besó a Boris y se sentó a su lado, yo le saqué la lengua y ella igual a mí.

-¡Hola! Me llamo Keila -dijo Kei, como siempre muy alegre, presentándose a Heiko.

-Heiko -dijo él, pronunciándolo debidamente.

-Heiko... Nunca lo había escuchado -comentó mi profesora desde su escritorio. Heiko sonrió, me alegra ya no ver sus ojos llorosos-. ¡Hey ustedes dos! Dejen su vida amorosa -les dijo la profe a Kei y a Boris, cuando los pilló besándose-, mejor vengan a ayudarme con esto -dijo indicando los cables del proyector que quiere instalar. Esta es la primera clase relajada que tengo en esta semana, puesto que nuestro último examen de lenguaje es el miércoles.

-A su orden profesora hermosa -dijo Boris parándose y yendo donde estaba.

-¿Y de que escuela vienes? -preguntó Kei a Heiko.

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora