Desperté, abrí los ojos y un segundo después sonó la alarma, salté de la cama, me dirigí rápido al baño y me metí a bañar. Salí del baño dejando un espejo lleno de vapor, quedé reluciente, bajé con la toalla a la cadera, vi a Martina sentada con lentes de sol puestos mirando a la nada y tomando un café.
—¡Hermanita! —exclamé abrazándola por la espalda.
—¡Alexis estas todo mojado! —gritó desesperada mientras se zafa.
—¿Sabes qué día es hoy?
—¿Viernes?
—¿Y qué pasa el viernes hermanita? —dije en tono burlón.
—Compites Alexis, hoy compites —dijo sonriendo sínicamente con cara de querer matarme.
—Exacto —dije aplaudiendo dos veces.
Me empecé a hacer mi batido de proteínas. Leche, una medida de nueces, un plátano y finalmente un huevo crudo. Lo licué todo.
—Voy a vomitar —dijo viendo asqueada mi hermosa creación.
—¿Y por qué estás despierta a esta hora? —le pregunté tomando mi batido y de un solo tirón me lo tragué todo.
—No lo sé, dime tú... ¡Oh cierto! Es que un loco se puso cantar marchas que nos enseñaba papá mientras se duchaba, tan fuerte como si su vida dependiera de eso —dijo y yo sonreí. Le di un último beso en la frente y fui a cambiarme. Hoy debo llegar más temprano.
...
Ya es la primera hora, el examen está difícil, me está costando concentrarme, por Mateo, sobre todo, pienso en las tutorías de ayer y no me acuerdo nada que tenga que ver realmente con tutorías. Intento recordar... Justo antes de que discutiéramos me estaba enseñando eso... Vamos Alexis, piensa...
Finalmente lo logré y no me fue mal, fui a la cafetería y para mi sorpresa no los vi, están afuera donde igualmente hay mesas para el almuerzo con la diferencia que estas son circulares. Vi a Mateo en una riéndose con Boris, fui donde ellos y me senté al lado de Mateo. Pronto llegaron la emo y Kei.
Narra Mateo:
Fue imposible no sentir ese calor en mi rostro, inevitablemente lo miro y solo quiero una cosa... ¡Que no quiero querer!
Que me bese...
—Alexis, Mateo volvió —dijo Boris, yo solo me reí y empezamos a conversar. A veces no entiendo nada de lo que hablan. Alexis se echó un poco para atrás, siento como nuestras piernas rozan, estar tan cerca de él se me hace tan morboso que no me reconozco. La verdad es que... nunca había sentido atracción no solamente amorosa hacia alguien. Cada vez que lo miro o me hace una indirecta que sabe solo yo entenderé me paralizo, empiezo a pensar cosas, muchas cosas malas... Bueno, malas no... Pero malas...
Estábamos bien normal conversando cuando sentí de nuevo eso del otro día... Su mano en mi muslo acercándose a mi entrepierna peligrosamente.
—... Alexis a veces es bien raro... —escuché decir a Keila y justo en ese momento Alexis apretó y me dio un espasmo.
—¡Lo mismo digo Keila! —exclamé al momento en que lo pisé con fuerza, se le borró esa estúpida sonrisa de la cara y sacó su mano para tomarse el pie.
—Mira quien lo dice —dijo en un hilo de voz, yo solo sonreí apretando los labios, los chicos solo nos ignoraron. Se acerco a mí y pude sentir su respiración en mi hombro.
—A la otra te pisaré tan fuerte que no volverás a correr en tu vida —susurré mirando al frente haciendo como que escucho lo que está diciendo Keila.
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¡Tú eres mi pendejo!
Teen FictionAlexis, un chico aficionado a correr, pierde todo cuando su nivel en la escuela baja demasiado. De muy mala gana, se inscribe en un taller de tutorías, donde conoce a Mateo, un chico bastante especial y que, extrañamente para Alexis, llama su atenci...