9 "Un manchadero de ketchup"

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Fui abriendo los ojos lentamente. Estoy en el auto de Boris, recostado en el brazo de alguien, es Mateo que duerme plácidamente. En los asientos de adelante están Kei y Boris también durmiendo.

Lo último que recuerdo es que se había hecho muy tarde y que a Boris le aterra manejar tan de noche, que entramos al auto con Mateo, y luego supongo que nos dormimos. Miré hacia afuera, hay muchas botellas en el patio, un tipo tirado sin polera y unas chicos están en una mesita fumando. Me senté bien, restregué mis ojos y vi la hora en mi celular.

09:38 am

Me fui a casa, Boris nos llevó a todos. Le dejé mi polo a Mateo, y le dije que otro día me lo devolviera.

...

Lunes. Y cuando tocaron para el receso fui a mi casillero como siempre, en eso vi a Mateo llegar con algo en sus manos.

Nos saludamos y me sonrió amable.

-Ten, muchas gracias -dijo y me estiró mi polo azul perfectamente doblado.

-Okey -dije y se lo recibí. Luego fuimos a la cafetería.

-¿Oye y Angélica aún no se recupera? -le preguntó Mateo a Kei.

-No, pero ya está tomando remedios y eso -dijo Kei.

Esta mesa es para ocho y nosotros somos cuatro ahora, siempre se sientan otras chicas, pero no las conocemos. De repente, vi a Marco acercarse, este me miró, y yo hice lo mismo. Luego volví a quitar la mirada atento a lo que me decía Kei.

Narra Mateo:

Intentando abrir mi paquetito de kétchup, pensé en pedirle ayuda a los chicos. Pero no me quise dar por vencido tan rápido.

Terminé jalándolo con mis dientes...

Sentí una mano en mi espalda bruscamente, pegué un salto y rompí todo el paquete, que se derramó en el piso y un poco en mi pantalón. Volteé y vi a Marco.

-¡Oh, Mateo! Perdón, perdón -me dijo, yo me reí, y los chicos lo miraron.

-Hola -dijo Marco a los chicos. Boris le inclinó la cabeza amablemente y Kei lo saludó. Alexis no se dio cuenta de su presencia.

Me miré el pantalón, pasé mis dedos para sacar el kétchup, pero fue peor. Marco sacó una servilleta de mi bandeja, se agachó para limpiar el suelo, luego la arrugó y tomó otra.

-Aquí... -dijo, y Marco limpió mi pantalón. Me miró a los ojos sonriendo, y en ese instante sentí un calor en mis mejillas, sintiéndome un poco incómodo-. Ya... No ha pasado nada -dijo finalmente y sonrió.

-Gracias -agradecí y sonreí nervioso.

-Oye, el profesor Mario te está buscando, dice que es urgente -me dijo Marco.

-¿A-ahora?

-Sí -respondió él.

-Pero estoy comiendo -me quejé. Tengo mucha hambre, esto no es justo. ¡El receso es para descansar!

-Es que de verdad me dijo que era urgente y que te dijera -dijo Marco.

-Ya voy -dije frustrado.

-Oye, yo luego te compro algo. ¿Vale? -dijo Marco y me frotó el cabello un poco brusco.

-De acuerdo -dije y sonreí.

...

He ordenado mi cuarto, hace poco rato estábamos cenando con mamá, pero ya se fue al trabajar. Bueno... Creo que aprovecharé que tengo bastante sueño.

...

-Ay... -gimo desesperado.

Lo puedo sentir... La sensación... Calor en mi cuerpo desnudo, mi corazón acelerado y mi respiración agitada.

-No... -suplico a lo que sea que me esté tocando.

Logro divisar que estoy en un bosque, lleno de flores y con un sol de mañana. Siento algo que me toca e inmediatamente una electricidad me viaja por todo el cuerpo. Es algo humano. Son unas manos tibias y grandes que saben perfectamente donde tocarme.

Me retuerzo de placer en el pasto. Ese alguien me besa el cuello desde atrás, y sentir su piel, su suave piel me hace estremecer... Deseo tocar a ese alguien... Saber como es, sentir su boca sobre la mía, acariciarle también...

-Más... Más...

Puedo ver su piel... Es... muy blan...

Desperté un poco asustado, ha sido un sueño. Pero extrañamente la sensación siguió. Confundido, y muy adormilado, simplemente me dispuse a seguir durmiendo, pero al cambiar de posición mi muslo dolió.

Lo sentí. Toqué mi entrepierna por encima de mi pijama y rápidamente saqué mi mano de las sabanas. Tengo una erección.

Hice lo que siempre hago, respirar profundo, e intentar ignorar el asuntillo. Apreté mis ojos, notándome un poco sudado, y tragué saliva. Es desesperante, cuando me pasa esto siempre hago lo mismo, intento quedarme muy quieto, mi cuerpo se congela ya que por inercia, si no, cualquier roce me hace sentir esa electricidad, a veces incluso un pequeño dolor.

Lentamente, con mis pies fui destapándome, sintiendo ese insoportable calor.

Piensa en cosas asquerosas... Vamos...

Piensa en esa vez que ese niño del jardín se cayó e hizo esa herida en la mano. Esa vez que te enfermaste y vomitabas mucho. Y la peor... Recuerda esa vez que estabas en la iglesia y un caballero estornudo y se le salieron los mocos.

Poco a poco me fui calmando. La verdad, ya se empieza a convertir en un problema. Se hace cada vez más frecuente. Y los sueños... son cada vez más vívidos.

¡Tú eres mi pendejo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora