🔴ADVERTENCIA🔴: Capítulo con contenido sexual explícito.
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Narra Mateo:
Siempre quise hacer esto...
Puse mi mano detrás de su cabeza y acaricié su cabello. Luego inesperadamente lo tiré con fuerza. Es más sedoso de lo que imaginé... Se separó y me miró seriamente—. Me dolió —dijo levantando una ceja enojado. Abrí mis ojos con temor y tragué saliva.
—P-Perdón —tartamudeé petrificado. Él solo sonrió maliciosamente... ¡Es un...!
Me tomó de nuevo, fuertemente y me pegó a sus labios, su lengua se metió en mi boca. En esta parte siento que soy muy malo, pero lo intento...
Narra Alexis:
Mierda... Sus torpes labios son exquisitos, son suaves, tiernos y acolchados. Me mordió el labio inferior tirándolo con fuerza. Yo gruñí y me separé.
—Mateo entiende que no soy masoquista —susurré y él se estremeció—. Al parecer tú sí —susurré muy cerca de sus labios. Tomé su cuello y lo mordí, terminé de lamer donde tenía mezcla de trufas y jadeó entrecortadamente. Tomando sus mulos hice que quedara a horcajadas sobre mí. Lo volví a besar. Sentí el bulto que comienza a crecer en su entrepierna rozando en mi pelvis, levanté una ceja. Me tiré con la silla un poco para atrás y su espalda se volvió a poner contra el borde del escritorio. Lo toqué y respingó, rápidamente se incorporó.
—Vengo a ayudarte a... estudiar —dijo quejumbroso y el muy descarado se mordió el labio posa su manita en mi pecho.
—Tenemos toda la tarde para eso —dije volviendo a poner mi mano en su entrepierna. Mientras Mateo no deja mirarme con absoluto nerviosismo yo desabrocho la hebilla de su cinturón, el botón de su jeans y finalmente el cie...
—Alexis... Es que y-yo pensé que no queri... —dijo desesperado sujetando mis manos.
—Hoy no estoy ni cansado ni triste —lo interrumpí, tomé sus caderas e hice que chocaran fuertemente contra mi regazo. Le dio un espasmo y se removió apretando sus ojitos con fuerza... Me empieza a poner duro y hace que el calor se intensifique.
Narra Mateo:
Cada vez que habla así, mi corazón late con fuerza y me dan escalofríos en todo el cuerpo. Pienso... ¿Que se supone que hacemos?... Yo me confesé, él igual lo hizo..., ¿pero... esto es normal?
Comenzó a acariciar muy suavemente. No puedo evitar hacer expresiones, me mordí el labio, me prometí que no gemiría, me da vergüenza hacerlo. La salida que busqué para contenerme fue apretar su antebrazo. Me mira intensamente, la verdad me asusta un poco... No sé qué me quiere hacer... Y... Sonará feo..., pero Alexis tiene un doctorado en debilitarme por completo.
Intento echarme hacia delante, porque quiero tocarlo también, pero me tiene tensado contra su regazo. Puso su mano en mi pecho y me acarició suavemente, desabrochó el segundo y tercer botón de mi camisa, me abrazó por la cintura y pegó a él, tuvo un perfecto acceso para besar mi cuello... Bajó a mi pectoral y succionó mi pezón... Suspiré desesperado, intenté controlar mi respiración inútilmente. Alexis me hiperventila—. ¿Lo has hecho de nuevo? —preguntó de repente. Lo miré... Si le cuento lo que pasó ese día cuando fui a dejar la muestra se reirá de mí, lo sé. Solo lo ignoré y volví a bajar mi vista.
—Si lo has hecho —dijo, como en una afirmación—, te irás al infierno —dijo, al momento en que me apretó con fuerza la entrepierna. Sin poder evitarlo gemí.
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¡Tú eres mi pendejo!
Novela JuvenilAlexis, un chico aficionado a correr, pierde todo cuando su nivel en la escuela baja demasiado. De muy mala gana, se inscribe en un taller de tutorías, donde conoce a Mateo, un chico bastante especial y que, extrañamente para Alexis, llama su atenci...