Capítulo 7.

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Capítulo 7.
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El Robot sin Sentimientos, que logró Comprenderlos.
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El castaño y compañía se encontraban ya a varias calles cerca de su casa, pero lo que no se habían dado cuenta hasta ahora era de la enorme nube negra que los cubría.
Esa noche llovería, y no precisamente parecía una lluvia de pasado los diez minutos y ya; si no más bien una de relámpagos y truenos, y puede que granizo. Iba a ser duro pasar la noche, pero aun si el frío de las corrientes empezaba a azotarles las ropas y cabellos, ellos mismos lo ignoraron.

La más joven cesó el llanto ya hacía un rato, y por culpa de toda la energía gastada en desahogarse se quedó dormida en los brazos de Dazai.
El castaño seguía un ritmo moderado, con la mirada al frente, que de vez en cuanto se desviaba hacia la pequeña en sus brazos, cubriéndola un poco más con su gabardina, o apartando los cabellos que se habían soltado de atrás de su oreja.
El pelirrojo a unos pasos por detrás, mostrando orgullo por su forma de andar.
El albino con sus manos en la espalda y caminando al lado de su mentor, quien al igual que su mayor, su vista se fijaba en el rostro de la menor aun dormida y agarrada a la camisa de Dazai.
El portador de Rashoumon, el cual iba al lado de su superior, y fijaba su vista en la espalda del castaño, como la de su enemigo; poniendo en su rostro expresiones de desagrado cuando veía como el joven tigre se acercaba un poco a su mentor para ver o arropar a la menor.

Ese era un panorama extraño, ninguno se estaba matando o golpeando, aquello era señal de catástrofe para muchos, pero para otros era señal de milagro.

Chuuya echó un vistazo hacía el cielo nublado, dándose cuenta así del tiempo sobre ellos.
-Dazai. ¿Cuánto queda para llegar a tu estúpida caja de cartón? - preguntó el pelirrojo, mientras abría la palma de su mano y notaba como una gota le había caído en la almohadilla de esta.

-No es una caja de cartón, perchero. Y no falta mucho. - aclaró el castaño.

-Me importa una mierda como sea tu casa. Y, eso espero; no me apetece tener que ducharme aquí en la calle. - aclaraba Chuuya mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón.

El tiempo pasaba, las calles igual y con ello se veían como el castaño y el resto del grupo se metían dentro del ascensor del edificio.

La subida fue silenciosa, y algo incómoda para la pareja heterocromatina (más por parte de Atsushi), mientras que para el Doble Negro aquello era algo habitual.
Una vez la puerta abierta, se empezó a escuchar como la lluvia caía a borbotones. Gota tras gota, caían y rompían en la barandilla del pasillo, logrando un sonido metálico al chocar con el metal; los autos en las calles casi eran inaudibles por la gran cantidad de agua que caía, y por no mencionar aquella ligera brisa que se transformó en un gélido aliento del polo norte.
Aquello más que otoño era como si estuvieras en invierno.

-Wow, como ha cambiado el tiempo. - decía Dazai, mientras veía el paisaje desde el interior del pasillo. -Será mejor entrar ya. - decía el castaño mientras volvía a ponerse en marcha, pues al sentir como el frío aire golpeó su rostro, también sintió como la pequeña se retorcía por el frío en sus brazos.
Todos siguieron al castaño, que al igual que se habían atontado con la vista, se habían puesto en marcha.

La puerta se abría y con ello el silencio dentro del hogar desapareció, con palabras y quejas como "Al fin en casa" o "Joder, que puto frío hacía afuera"; sí, la casa por alguna extraña razón estaba calentita a comparación con el exterior, pero eso no quería decir que estuviera a una temperatura adecuada.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora