Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]

Extra 02.

Extra 02.
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Primer Día de Escuela y Clases en Casa.
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Con la llegada de la mañana, el pelirrojo empezaba a calentar su té de por la mañana, mientras escuchaba por sus auriculares alguna canción de rock de uno de sus grupos favoritos.

El castaño se vestía con traje mientras ajustaba su corbata negra en el cuello, y pintada en sus labios una sonrisa que tarareaba una canción aleatoria que le alegraría aún más la mañana.

Pero lo que si quedaba en claro era que la niña estaba yendo de aquí para allá, del baño a su habitación, para acabar en el salón y pedir ayuda porque no sabía cerrar la falda.

Dejando su té de lado, Chuuya ayudó a la niña a ponerse la falda como correspondía, para poco después verla correr hasta su cuarto de nuevo, casi chocando en el proceso con su hermano mayor ya vestido.

Dazai se dirigió al salón con una risilla suelta cuando escuchó un "lo siento" de forma apresurada de parte de la niña mientras se metía en su cuarto a terminar de retocar se.

—Creo que ambos estáis exagerando. — dijo Chuuya poniendo recta la corbata de Dazai.

—¿Tú crees? Después de esto había pensado en ir al cine y comer contigo en alguna parte. Tengo que estar presentable para esos eventos. — dijo el castaño, rodeando la cintura de Chuuya con sus brazos.

—No hace falta que te vistas de gala si vamos a acabar comiendo en un restaurante de comida basura. — bromeó Chuuya, sabiendo que lo que el castaño ganaba no era ni la mitad de lo que él cobraba en su puesto.

—Pero quiero verme presentable y digno de estar a tu lado. — dio un pequeño, pero tierno beso que sacó una sonrisa socarrona al pelirrojo, sobre aquellos cabellos ondulados.

—Bastardo. Si empecé a salir contigo y me enamoré de ti, es porque me daba igual tres pimientos si eras apto o no para mí. — y con eso dicho, Chuuya tiró un poco de su corbata para besarlo con lengua incluida, en su pequeño momento de coqueteo.

—¡Chuuya-san! — exclamó la menor desde su cuarto, interrumpiendo sin saberlo el segundo beso apasionado que ambos habían tenido en toda la mañana, uno al despertar en la misma cama juntos, y el segundo en aquellos momentos íntimos, pero cortos.

—¡¿Qué pasa?! — preguntó Chuuya desde el salón sin soltar la corbata de Dazai.

—¡¿Podría ayudarme a peinarme?! — preguntó sabiendo que su "segundo papá" era bueno peinando y haciendo peinados, básicos e incluso algo complicados.

Uno suspirando y el otro soltado una risa suave. Chuuya acabó yendo no sin besar a Dazai una última vez y susurrar le un "mejor volvamos aquí una vez eso termine.", y por el tono que traía consigo, Dazai estaba seguro de que abría levantado y meneando la cola de lado a lado con ilusión, si es que la tuviera.