Capítulo 22.

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Capítulo 22.
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¿Qué tal una Nochecita Movidita?
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—¡Yukichi~~! — quejaba el jefe de la mafia al ver que enfrente suya estaba un bol con arroz y a un lado una fuente con pescado y salsa de soja. —Dije que quería Katsudon~.

Sentándose al otro extremo de la mesa, el albino tomaba uno de los trozos del pescado y el arroz para llevárselo a la boca y comerlo. Pero antes de poder introducirlo dentro o saborearlo tan siquiera, no pudo evitar contestar a su pareja.
—No tuve tiempo de preparar todo, y también es tú culpa por no ayudarme cuando te lo pedí. — se excusó el platino tomando al fin su bocado de cena.

Mirando su cena; el doctor no pudo evitar hacer una pequeña mueca de rechazo, pero ya que no había comido nada en casi todo el día, ver aquello (quisiera o no) le entraba el hambre a su estómago. Así que sin pensarlo mucho, empezó a devorar el arroz y el pescado como si fueran su última cena; al menos si le había escuchado en la parte de no sazonar mucho las comidas.

Viendo como su pareja comía feliz aquella comida que por simple e improvisada que había echo, le había costado un poco; le hacía en cierta forma feliz.

—Gracias por la comida. — decía el doctor mientras dejaba los palillos sobre el bol y se echaba en la silla para descansar del atracón que se había metido de una.

Pocos segundos después, fue Fukuzawa; quien había empezado antes que su pareja a cenar y a lo cuál ya había comido su parte de esta. —Gracias por la comida.

Viendo lo feliz que estaba su pareja después de llenarse el estomago, no pudo evitar querer consentirlo un poco más (aunque sin pasarse); así que, dirigiéndose a la cocina, se llevó, no solo su bol y palillos, sino también los de Mori.

—Yukichi. — llamó el doctor desde el salón mientras él también recogía un poco la mesa después de haberse despertado de ese maravilloso sentimiento de placer y gordura.
Sabiendo que le prestaría atención dando igual si estaba molesto con él como si estaba encantado, Mori, procedió a hablar. —¿Crees qué me estoy haciendo mayor para esto de ser jefe? — preguntó llevándose los restos hasta la cocina y poder ver a su pareja fregando lo que ya había en la pila.

—Solo nos llevamos cinco años de diferencia. — habló Fukuzawa sin apartar su vista de los vasos y platos que estaba enjabonando.

—Ya, ¿y? — dijo el jefe de la mafia.

—Que si tú te encuentras ya en edad de jubilarte yo también quiero. — bromeó el platino como pocas veces hacia.

—Ja,ja. Lo digo enserio. — dijo un poco molesto el azabache mientras ahora cogía un trapo limpió y empezaba a secar algunos vasos que le dejaba su pareja ya limpios.

—Y yo también. — si le habían tocado la vena bromista, ¿por qué no dejarla un poco más? Total, para una o dos veces al año, no hacía mucho daño.

—... — fulminándolo con la mirada, Mori no hizo otra cosa que no fuera molestarse con él.

Aún si le gustaba molestar a su pareja y bromear con él, sabía que aquello le estaba molestando y que debía hablar de forma seria o acabaría en una noche sin poder tocar ni abrazar a Mori ya que dormiría en el otro extremo de la habitación y sin sábanas para taparse del fresco de la madrugada.
—Oye. No te estás haciendo mayor, solo te pones demasiado peso sobre ti, y eso te agota. — habló Fukuzawa cerrando el grifo y secándose las manos con un delantal que hubiese por allí. —Y quieras o no, sigues siendo humano y por ello te tienes que dar algún descanso. — dijo yendo hacía la espalda del azabache y abrazándolo por ésta misma.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora