Capítulo 24.

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Capítulo 24.
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No está Mal ésta Estrategia.
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Entre la oscuridad que se dejaba dominar por unos pocos leds y los sistemas de seguridad. La doctora de castaño cabello seguía sus pasos firmes y avanzados hasta la habitación en la que nadie querría estar.
Mostrando y mostrando su tarjeta, cara y huellas dactilares; las puerta se iban abriendo una tras otra hasta llegar a la habitación menos deseada de toda la planta.

—*Identifique se.* — pidió el encargado de la planta por medio del intercomunicador de la puerta.

Helena Legkiy Veterok, jefa al cargo de todos los departamentos. — informó la mujer en ruso pues era lo más cómodo para ella.

—*Bien, identificación completada. Tenga cuidado doctora.*

Entre que las puerta se abrían y la luz dejaba entrar una ligera brisa a la habitación, la expresión severa y enfadada de la doctora, se dejó calmar al saber a que se enfrentaría, cambiando su expresión a una más calmada y tranquila que cualquier otra, pues, a pesar de todo, solo era otra visita más a uno de sus "niños".

Entre que las puerta se abrían y la luz dejaba entrar una ligera brisa a la habitación, la expresión severa y enfadada de la doctora, se dejó calmar al saber a que se enfrentaría, cambiando su expresión a una más calmada y tranquila que cualquier ...

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Entre risas y charlas, las voces en la cafetería resonaban y eso alegraba algún que otro cliente que había entrado a ella, y no solo eso, sino también a la pequeña que había terminado de comer su desayuno después de media hora de empezarlo.

—¡Ah! Espera Rose-chan. — pidió el castaño al ver como una de las mejillas de la menor tenía un poquito de arroz que tenía el propio omelet en su interior. —Ya está. — dijo el castaño una vez limpió a la menor.

—Gracias, Dazai-san. — agradeció la pequeña.

—De nada, ahorra llevale el plato y el vaso a la señorita que está en la barra. — indicaba el castaño con gestos.

—Sí. — acataba la pequeña levantándose del regazo de su hermano para coger los platos y llevárselos a la mujer detrás de la barra como se lo habían pedido.

Viendo como la menor hacía caso de sus órdenes, Dazai sonría casi de forma inconsciente. Llamándole la atención a más de uno, los cuáles le miraban con una sonrisa burlona en el rostro.

—Vaya~, Dazai-san. — decía la menor de los Tanizaki. —Sí que cuida bien de Rose-chan.

—Yo más que cuidar lo llamaría mimar. — decía el rubio ajustándose las gafas.

—Kunikida-san, no creo que sea mimar; Rose-chan no ha pedido nada por egoísmo que yo sepa. — defendió el albino que veía a su superior.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora