Capítulo 4.

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Capítulo 4
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Princesa de Tinta, Princesa de Papel.

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El sol parecía asomarse, y atormentar el sueño de muchos por las mañanas.

Todos nos hemos levantado cansados de la rutina, pues hacer siempre lo mismo sin cambiar a veces nada, podía ser muy cómodo, pero también muy aburrido; pero, lo que no esperaba el albino era caer desde un sitió alto, chocando su espalda y cabeza contra el suelo. —Ay, ay, ay... — quejaba el albino, pues a pesar de lo bajo que podía ser el sofá, la distancia contra el suelo y el peso del propio albino no evitaban que la gravedad no pudiese joder.

—¡Buenos días Atsushi-kun! — alzaba la voz el castaño, asomándose desde el respaldo del sofá al escuchar el ruido.

—Buenos días Dazai-san... — quejaba a dolorido el albino.

—¿Es cómodo el sofá? — preguntaba el castaño, viendo como la pequeña aparecía en escena y se subía encima del albino. —Rose-chan haces daño a Atsushi-kun. — advertía el mayor a la pequeña, pues ésta estaba sentada sobre las rodillas del albino, al mismo tiempo que tocaba o palpaba que todo estuviera bien.

—No se preocupe, Dazai-san. — hablaba por lo de la pequeña. -Y, gracias por permitirme pasar la noche aquí.

—No hay de que~. — canturreaba el mayor con signos de orgullo en su tono.

—Buenos días. — decía el joven Akutagawa, apareciendo en la sala ya vestido.

Sí, esa noche el albino había dormido en el sofá, mientras que el de cabellos azabache dormiría en la habitación de invitados. Todo gracias a una maravillosa disputa que acabó ganando el de cabellos oscuros al sacar a Rashoumon para casi atravesar al albino.

—Buenos días Akutagawa-kun~. — volvía a canturrear el mayor. —Y por último; buenos días Rose-chan. — decía el castaño, ganándose que la pequeña lo mirara y que sus mejillas se tiñeran de un color rosado, no estaba acostumbrada a que la dieran los buenos días, pero si a los "Levanta te basura inútil" o a los "Deja de soñar y levanta de una puta vez bola de mierda" y como no, los "Arriba, zorra". Todos esos despertares con patadas, cubos de agua helada en invierno, o agua hirviendo en verano, incluso los tirones de pelo para arrastrarla fuera de la habitación donde estaban mezclados los restos de diversos cadáveres en putrefacción. Todos ellos eran familiares para la pequeña, pero no lo era ese "Buenos días, Rose-chan." proveniente del castaño.

Agachó la cabeza mientras sus mejillas se teñían de rojo fuerte, jugando con sus dedos por los nervios o la vergüenza y deseando que la tierra misma se la tragase, decidió hablar. —B-Buenos días... — ¿qué por qué lo decía si lo pasaba mal? Sencillo, quería devolver esa muestra de afecto al castaño.

Los ojos de ambos hermanos varones se abrieron de par en par, mientras que el albino soltó una risotada al ver los rostros de ambos, completamente desfigurados.

—Así que puede hablar... — murmuraba Dazai.

Otra risa del albino aún mas fuerte que antes. —Dazai-san, ¿y cómo piensa qué interactuó con ella? — reía el albino, observando con los ojos en lágrimas como la pequeña empezaba a no entender y preocuparse; pero, al ver al albino con lágrimas cayendo de sus mejillas no evitó el contacto; posicionando ambas manos sobre las mejillas de Atsushi, intentando frenar aquellas lágrimas. —Ya, ya, estoy bien, lloro de alegría, no por tristeza. — decía el tigre tomando las manos de la pequeña sobre sus mejillas.
La menor seguía sin comprender y aquello no la fastidiaba, sino la confundía; pues a pesar de que el albino estuviese llorando parecía sonreír y reír al mismo tiempo.
Con esto visto, el mayor pensó que la calmaría más si posicionaba un beso sobre su frente; haciendo acto de este pensamiento y sorprendiendo de paso a ambos adultos. —Estoy bien solo me estoy riendo; no me duele nada, tranquila y gracias por preocuparte. — aclaraba el albino a escasos centímetros de la menor, haciendo que el rojo que tenía antes se intensificara y pareciera salir humo de su cabeza.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora