Capítulo 27.

93 16 0
                                    

Capítulo 27.
--------------------
Recuerda que Todo lo Hermoso se acaba Pudriendo.
(Segunda Parte)
-------------------------------------------------------------------------------------
-------------------------------------------------------------------------------

—Bien. Chuuya-kun, ve a resolver los asuntos que tengas que hacer. — pidió el doctor sentado y con los dedos entrelazados entre sí mientras le pedía a su subordinado mayor que se fuese de su despacho.

Seis días habían pasado ya. Ni la mafia, ni la agencia se habían vuelto a reunir, ni la castaña había vuelto a ver al castaño.

Viendo de reojo a la menor, Chuuya la distinguió leyendo algún libro, pero la cara se le hacía invisible por el pelo y el brazo del sillón que había en el propio asiento. —Sí, Boss... — dijo calmado para después retirarse de la sala.

Quería ir a ver a la menor, pedirla perdón por asustarla, enseñarla lo que quería aprender y ayudarla con cualquier cosa, como si fuese a leer aquel libro que seguramente estaba en una lengua extranjera.

Con la puerta cerrándose tras de él, el doctor en el interior de la sala observó a su hija que no había tenido mucha emoción los últimos días. —Rose-chan. — llamó.

Ni respuesta o señal de que atendía.

—¿Qué quieres para cenar hoy? Podemos pedirle al lobo que nos prepare cualquier cosa.. — dijo Mori intentando animarla un poco.

Ni respuesta o señal de que atendía.

—¿Quieres qué vayamos a dar una vuelta por la sede?

Ni respuesta o señal de que atendía.

—¿Por el parque?

Ni respuesta o señal de que atendía.

Ya no sabía que hacer. Kouyou cuando la cuidaba decía que hacía exactamente lo mismo que cuando estaba con el doctor; leer. Nada más, no hacía nada más; comía, dormía y volvía a su libro, parecía un ser muerto que ni se preocupaba de estarlo.

Con un suspiro muy largo que luego lo hizo mirar a la menor, el doctor se levantó de su asiento y fue hasta donde su hija más joven.

Estaba allí, sentada, callada, leyendo un libro de ciencia ficción en ruso, con el pelo caído y un poco más largo, sin emoción alguna en lo que estaba leyendo, sin mover su cuerpo un milímetros que no fuese para avanzar de página. Era como ver a una marioneta viva.

Mori hizo señas de que cortaran tanto micros como cámaras durante unos diez minutos aproximadamente para que tuviese intimidad con su hija.

Viendo que su orden había sido cumplida, el doctor se arrodilló frente a la menor, para verla mejor a la cara y deslumbrar como ésta no tenía ni expresión en ella.

Apartó de forma muy sencilla el libro que sostenía la niña frente a él y la pidió que se levantara un momento para verla mejor.

El peso que debió haber ganado con el castaño, lo perdió con el rey del mal. La ropa le quedaba más ancha de lo que debía y si tocaba sus costillas (como estaba haciendo), podía sentir los huesos uno por uno. Estaba en un estado de anorexia bastante gordo.

Viendo la cara de la menor que seguía igual de inexpresiva que los últimos días, Mori dejó de lado cualquier pensamiento impuro solo para abrazar a su hija un momento con fuerza.

Podía ser un ser cruel, podía ser una sucia rata o una venenosa araña, pero sobre todo aquello: era humano; y si bien se guiaba más por su lógica que por sus sentimientos, ver a una niña en ese estado y que encima era una de sus dos hija, le rompía el corazón que creía ya muerto.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora