Capítulo 39.

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Capítulo 39.
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Las Situaciones Más Extrañas te Pueden Llevar a Puntos Confusos
(Segunda Parte).
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Con la tarde encima, los cuatro adultos decidieron hacer una cosa.

Dazai les había explicado la situación y el porqué del mensaje que le envió al doctor, y viendo el peligro que podrían sufrir las niñas a causa de eso, los adultos pensaron en la mejor idea posible.

La casa de Dazai había sido ya atacada varias veces y la mejor opción era dejar durante unos cuantos días a las niñas en un lugar diferente por su seguridad; de paso se descubriría si los francotiradores de guardia estaban detrás de las niñas o del residente de la casa.

Acordando en dejar a la niñas con ambos lideres, Chuuya se fue a por la ropa y los tres adultos les explicaron la situación a la niñas de forma que ocultase el peligro.

Claro está, ambas aceptaron, aunque en un inicio una parecía indecisa y la otra no quería separarse de su hermano mayor, pero unas palabras simples y gratificantes del castaño y todo estaría bien.

Mori llamó a Chuuya y le explicó más o menos que debería hacer en esta situación, dándole ordenes de proteger a su hijo en caso de ataque enemigo; obviamente el pelirrojo aceptó la orden de su jefe sin rechistar.

Pero centremonos en el ahora de momento.

Arrodillándose, Mori posó sus manos en los hombros de ambas niñas y las habló con ese clásico tono infantil y tranquilo que suele utilizar con las infantas cerca.
Bien. ¿Queréis decir algo al hermano mayor? — preguntó el doctor detrás de ellas.

Mientras una miraba al suelo, la otra caminaba hacia su hermano y lo abrazaba. —Adiós. — se despidió entre el cuello y el cabello de Dazai.

—Pasalo bien con Mori-san y el Presidente. — dijo Dazai colaborando en el abrazo.
Separándola un poco para mirarla a la cara, la siguió hablando. —Y si te duele algo, dilo, no te lo calles. Y eso incluye si te sientes en peligro o notas algo raro. — dijo Dazai, llevándose de respuesta un asentimiento serio y determinado de la menor, sacándole una sonrisa de ternura por las pocas cosas que hacían que la niña pusiera esa expresión.

—Dazai-san... ¿Puede decirle algo a Chuuya-san? — preguntó la niña.

—¡Claro! — respondió el castaño con una alegría muy exagerada.

—¿Puedes decirle qué no se sienta triste? — preguntó.

—¿Triste? — preguntó de vuelta el de cabellos castaños.

—Sí. También dile que si siente culpa por algo, nosotros lo vamos a querer siempre. — añadió la menor.

Haciéndose le tiernas esas palabras provenientes de la niña, Dazai asintió con una sonrisa y unos ojos cargados de algo que pensaba extinto en su abanico de sentimientos hasta hace una semana: amor y cariño. —Se lo diré. Pasalo bien y se buena. — dijo por último, recibiendo el abrazo de la niña de nuevo y poco después un beso en la mejilla.

La siguiente era la pequeña Conny, quien ya sabía que decirle al castaño. —Adiós... — dijo la niña un poco tímida.

Pasando su mano vendada por el pelo castaño claro de la niña, Dazai la sonrió y la dijo: —Diviertase señorita, y espero se lo pase bien. — como siempre, un caballero con las damas si era necesario.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora