Capítulo 43

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Capítulo 43.
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Los Casos A Veces Pueden Acabar con Heridos.

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La decisión había sido tomada, y el resultado de esta fue la de que Dazai se quedase por petición de Mori, en la habitación blindada de la sede en el puerto, junto a la niña y a Chuuya.
Todo ello con la excusa de que era el lugar más seguro en esos momentos.

Aceptando de mala gana, Dazai fue cargando con las bolsas llenas de ropas de cambio hasta el coche de la Agencia, el cual conduciría Chuuya.

El plan era simple y sencillo a seguir en esa noche.
Los tres se quedarían en esa habitación juntos, y fuera habría varios hombres cargados hasta los dientes que arriesgarían su vida por ellos. A la mañana siguiente, Dazai y Rose tendrían que salir acompañados por una escolta personal hasta la Agencia para discutir al fin el plan de ataque contra la organización enemiga.
Más sencillo no iba a poder ser, el único problema que tenía Dazai era volver a pisar territorio de la Mafia.

Sabía que Mori pondría la excusa de que todo lo permitía por el bien de su futura nueva hija, pero tanto Fukuzawa como él parecían leerle como un libro abierto y ver cuando el doctor era capaz de fingir su preocupación tan mala como padre de cuatro y casi cinco hijos.

Abrochandose los cinturones, Chuuya empezó a arrancar y encender las luces del coche mientras que Dazai terminaba de acomodarse a su lado.

Mirando a la asientos traseros, Dazai vio como su hermana miraba la ventana y a través de ésta el vecindario en penumbras. —Rose-chan, será un poco largo el camino, ¿por qué no duermes un ratito? — instigó el castaño para lograr que la niña al menos cumpliera como era debido su horario de sueño.

La niña negó, dejando en claro que estaría (o intentaría) despierta todo el trayecto a causa de la adrenalina que seguía presente en sus venas pero a mucha menor intensidad.

El castaño suspiró, y recostó su cabeza en el cabecero.

Ajustando el espejo de arriba, Chuuya preguntó mientras veía como la niña de atrás veía atenta la ventana o como se veía la calle a través del ventanal trasero del vehículo. —Eres tú quien se ha sobre esforzado más durante todo el día, ¿por qué no descansas un rato? — preguntó Chuuya ahora con ambas manos en el volante.

—No creo ser capaz de pegar ojo por ahora. — concluyó el castaño viendo al pelirrojo con los párpados cansados pero con las pupilas llenas de energía. —Siento que incluso los dolores o la niebla que sentía en mi cabeza, han desaparecido después de todo eso. — confesó el mayor mirando ahora al frente.

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Con el pasar de los minutos, el coche seguía circulando por las calles, hasta que un repentino atasco los pilló en el centro de la ciudad, les dio un ligero relax de minutos antes de ponerse en marcha.

Viendo con los ojos cansados y los párpados pesados, los asientos traseros, Dazai se fijó en como la niña ya no lo había soportado más y había acabado rindiéndose a los brazos de Morfeo. Bufando un poco en diversión, el castaño soltó una risilla que llamó también la atención del pelirrojo. —Pftt. La que decía que no iba a dormir. — dijo divertido pero lleno de ternura.

Chuuya también concordó con lo dicho por el castaño, pues ver a la niña, aún con sus orejas y cola fuera, dormida, con el peluche/cojín que la habían comprado en su regazo, le llenaba el pecho de ternura.

Es Realmente Buena Idea [Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora