34. Par de Infantes

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— ¿Qué tengo que hacer con ellas?

—Ponértelas en las piernas. Ellas se acoplan y multiplican hasta cubrirlo todo y empezar a crear conexiones nerviosa y demás... En términos más terranos: Tus piernas se vuelven una cola.

Jungkook colocó la larga cortina oscura para que Jimin tuviera la confianza de quitarse el pantalón y ponerse las escamas que le entregó. A decir verdad, Jimin tenía una idea un poco distinta de lo que iba a ser esto, como en las películas animadas. No que sería tan técnico. Imaginó que se pondría una cola y ya, no que iba a formarse. Sin pensarlo tanto se deshizo de su pantalón, la parte superior es tan larga que lo cubre bastante. Colocó en sus muslos las escamas casi traslucidas.

Pasó un par de minutos sin que pasara nada y antes de quejarse con Jungkook por engañarlo –y jugar con sus ilusiones-, hubo un pellizco. Trató de quitarlas, pero están tan pegadas que es imposible sin sentir que se arranca la piel. Arruga la cara en desagrado por los continuos piquetes que se incrementan al mismo tiempo que las escamas se extienden por su piel.

Cobran una coloración azulada que se ve un poco más purpura en donde no llega tanta luz. Cae torpemente al suelo en un intento irracional por estar de pie. Jungkook apartó la cortina, por lo general tarda alrededor de veinte minutos en formarse y solo han pasado siete.

Jimin tiene la cola totalmente formada.

—Es... Impresionante... ¿Cómo te sientes? —Pregunta inclinándose, dado que el muchacho está tirado en el suelo, admirando su extremidad con ojos ilusionados y sorprendidos.

Es bastante tierno.

—Es como si... La hubiera tenido siempre. —Comenta moviéndola un poco. Cuesta creer que es suya realmente. Que no es un sueño. De serlo ya habría despertado.

—Por supuesto, son tus piernas, solo que pegadas. Así que-

Jimin giró en sí mismo y de un solo impulso chocó con una pared. La usó para quedar más o menos a la altura, flexionando la larga aleta. Gira en sí mismo la lleva hasta frente su rostro, tirando de las cuantiosas aletas inferiores. Casi simulan una falda por lo numerosas que son. Empezó a reír, nadando en círculos alrededor de Jungkook, quedando horizontal y rodeándolo sin problema dado lo largo de su extremidad.

— ¿Qué te parece? —Pregunta interesado de su opinión, Jungkook está mareado por la rapidez con la que se mueve, sin mencionar que parece más... ¿Animado? ¿Menos recto? De lo normal.

Como si estuviera olvidándose de su actuar cauteloso de siempre.

—Te sienta bastante bien... ¿Cómo te sientes?

— ¡Es genial! —Vuelve a dar vueltas alrededor de Jungkook, quien acaba con el cabello rojizo levantado por la corriente—. Quiero... Quiero nadar afuera.

—No-

Jimin sale disparado y Jungkook tras él al instante. Lo persigue por los innumerables pasillos, esquivando como puede a los sirvientes; da impulsos cada cierto tiempo, impresionado de la velocidad con la que se mueve Jimin, deslizándose a contra corriente como si nada. Llegado a la sala del trono lo buscó con la vista sin éxito hasta que al asomarse tras el trono Jimin sale de su escondite dándole un besito en la nariz.

Jungkook queda en blanco unos cuantos segundos, solo viéndolo reír con efusividad y el cabello recobrando su coloración oscura. Recuerda vagamente algo con respecto a la sanación exagerada que generan las escamas.

Debido a eso quienes las usan pierden la cabeza. Hay una regeneración tal que recurren a la memoria instintiva y quedan como animales. Empieza alterarse de que eso sea lo que le pase a Jimin.

Anfitrite || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora