45. Remedio de Males

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—Ya hemos hecho esto ¿Por qué no vienes a dormir conmigo? Prometo no hacerte nada.

Aprieta los labios. Jungkook tiene un punto. Pasaron la noche pasada dormitando y durmieron juntos así fuese por un rato nada más. El rey es muy honesto en ese detalle: Es incapaz de tocarlo sin que se lo permita. Mucho menos llegar al extremo de tener sexo. Lo medita unos instantes, frotando su brazo. Jungkook se inclina para buscar su mirada.

—No te sientas obligado a aceptar, es solo una oferta.

—Mientras duermas vestido. —Concluye tímido. Jungkook sonríe apretando la nariz.

—Dormir en peplo no es dormir desnudo, aunque a veces lo hago. Te espero allá.

Suspira y hace un puchero. Lo hicieron la noche anterior, así que sí, en teoría ya lo han hecho y no tiene de que preocuparse. Mira de soslayo a Jeonghan que está con una cara de aprobación increíble junto a una sonrisa satisfecha. Ríe por la nariz, con su sirviente siguiéndolo con aquella alegría de que por fin los reyes se estén llevando de manera más íntima.

Como buen chismoso del palacio le gustaría saber un poco más de lo que paso en la playa, pero supone que eso quedara únicamente entre los monarcas. Una vez Jimin fue de su habitación a tomar su pijama, colocársela e ir a la habitación de Jungkook se encontró libre de responsabilidades hasta que se hiciera de mañana nuevamente. S. Coups aparece sin su armadura, causando sorpresa en el atlante de cabellera larga cabellera.

— ¿No deberías estar custodiando a...?

—Hubo un repentino cambio de planes y... Tengo tiempo libre—Informa, con aparentes ganas de contar lo que ocurrió, así como de otra cosa—. ¿Me acompañas hoy? Debo reiniciar labor a las nueve.

—Vale. —Ríe. Habiendo cubierto su rostro sonriente por la ligera vergüenza que le causa que lo vea con ojos de cachorro.

—Me asombra la cantidad de tela que gastan en ropa. —Comenta Jungkook por lo mucho que vuela la ropa de Jimin. Es solo el pijama. Parece una bata o bien un himatión, pero cubre totalmente sus brazos.

—Tengo la impresión de que no has visto a las mujeres árabes—Comenta tomando asiento en la cama, Jungkook se echa, con la cabeza a un lado de la pierna de Jimin—. Apenas puedes ver sus ojos... Me parece increíble que a pesar de tantas desgracias sigan una religión de esa manera. No me gustan las religiones... Sus dictámenes.

—Algo escuché al respecto. Eres... ¿Ateo? —Pregunta a tientas, inseguro del nombre. En la Atlántida no hay quien no crea en los dioses. Si lo hay no se atreve a decirlo con toda razón. Posiblemente lo linchen.

Irse es mucho más fácil y con el flujo de entrada salida no sería de sorprender que alguno se haya ido precisamente para evitar una desgracia. Jimin ladea la cabeza, acariciando el rostro de Jungkook—Agnóstico. Sé que debe haber algo más allá de nosotros, más dudo que sea la omnipotencia que los cristianos, musulmanes y demás creencias monoteístas plantean—. Jungkook gira la cabeza y besa la palma de Jimin.

—Es decir, podrías creer en nuestros dioses.

—Los considero más posibles. No tan enormes como me intentan hacer creer ustedes, pero si son más posibles. —Ríe. Los besos de Jungkook le provocan cosquillas y es sensible a ello.

—Me alegra oír eso. También me alegra saber que no eres cristianos. Lo que me han enseñado de ellos me preocupa. También su capacidad de propagarse, como una especie de plaga. Muchas guerras inician por religión y preferiría evitarlas a toda costa.

— ¿Hablas de la primera Atlántida? —Asiente. Jimin no menciona que estuvo en ese castillo. Siendo que llegó ahí sin querer Jungkook no tiene razón para saberlo—. No pasará aquí. No hay crisis que ameriten creer a otro. Tus dioses protegen este lugar a final de cuentas y ellos lo testifican.

Anfitrite || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora