Anfitrite || KookMin

57. Tridente Afilado

—Te ves bien.

—Por el contrario, tú te ves muy mal.

Hoseok muerde sus labios, hipando y queriendo esconderse en algún lugar donde Jimin no pudiera verlo. Luce tan miserable que lo llena de vergüenza. El monarca se acerca a paso lento y delicado, hasta finalmente rodear a su amigo en un abrazo lleno de afecto. El atlante se aferra a él en un instante, necesita desesperado este consuelo y quien mejor que Jimin. A final de cuentas...

Están en el peor momento del otro para ayudarse.

—É-él...

—Está vivo aún—Hoseok baja la cabeza—. No quieres que muera ¿Cierto?

—No, pero sé que debe hacerlo por lo que hizo—Gimotea con el dilema consumiendo su ser. Por un lado, sabe que debe ocurrir, más no dejaría de lastimarlo—. Es lo que merece.

—Y lo amas de todos modos—Inclina la cabeza, observa con ternura el dolor genuino—. Me cuesta entender como no es capaz de ver y comprender el amor tan incondicional que tienes por él.

Hoseok guarda silencio, pues desconoce del todo como es posible si es de lo más evidente. Tiene la impresión de que. Aunque lo dijera, Yoongi no lo tomaría en serio. A pesar de que estuvo a poco de decírselo en ese instante. Estuvo tan cerca.

— ¿Qué harás si ocurre?

—Yo- ¿Si? ¿Por qué lo dices así? —Pregunta con deje esperanzado. Jimin da una risa amarga.

—Tengo la ligera impresión de hay una segunda interpretación al incidente. Es una especie de sospecha. Puede que suceda, puede que no. Todo depende de lo que se esté hablando en la sala del trono.

—Ah.

— ¿Me acompañas? —Asiente.

Tras arreglarse un poco, para no lucir igual de infeliz, salen del serrallo. Jimin arriba a la habitación de Mingi, donde el niño juega en una tableta. Apenas lo ve se levanta y reverencia, nervioso. Jimin le sonríe, ladeando al cabeza—Necesito que vengas conmigo. No será nada malo, te lo aseguro—. Dudoso obedece lo que dice. Jimin avanza por los pasillos en compañía de Hoseok, Mingi y Jeonghan, quien duda que pueda pretender la Anfitrite con el niño allí.

...

— ¡Es impensable lo que hizo, alteza!

— ¡Sin un motivo esto no es más que un intento de homicidio a su propia sangre!

Jungkook tamborilea los dedos en el posa brazos de su trono. Escucha como los gritos van y vienen de la cámara de los nobles que también tienen cierta voz y voto. La suficiente para decir que la corona no sea el único poder en el reino, puesto que en otras ocasiones esto no fue más que el motivo de la casi destrucción de la Atlántida y otros tantos reinos más. La diferencia radica en que no pueden hacer grandes cambios o dictaminar sentencias, eso queda en manos de la realeza.

En cuanto se trata a crimines de este calibre, donde un príncipe estuvo a poco de ser asesinado, tiene que haber un acuerdo. Matarlo, juzgarlo o que quede impune. Ya es muy obvio lo que Jungkook quiere, Namjoon está medianamente de acuerdo –pues aún no tiene todos los detalles-. Los nobles en cambio, desconocen todo lo ocurrido aparte de el tridente clavado en el cuello de Yoongi.

—Debe brindarnos una razón para su actuar alteza, de otro modo creeremos que ha enloquecido y quien ha de estar en su lugar es-

—Mi hermano, el príncipe Yoongi —Interrumpe la perorata del padre de IU, quien tiene una especial capacidad para sacarlo de quicio cuando tiene el humor malo—. Cometió traición en mi contra al intentar abusar de mí esposo, la Anfitrite—Hay murmullos ante la acusación que no es cualquier cosa—. Por ello considero que tomar justicia por mis propias manos es lo apropiado, dado que dejar impune el dolor de la Anfitrite es un crimen en sí.