53. Al Borde del Abismo

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—Parece que te divertiste mucho.

—Más de lo que hubiera imaginado. Por primera vez fui acompañado, tal vez ese fue el verdadero problema antes. —Ríe con los pequeños besos que Jungkook le dan el cuello y nuca. Ambos ven las fotos que Jimin tomó durante el festival.

—Me alegra.

— ¿Podemos ir algún día? Hacen muchas paradas. Debes descubrir las bondades de los terranos. —Jungkook luce pensativo y eso lo tranquiliza. Pues significa que lo considera, sin ser condenado a un No rotundo.

—Sabes que tendremos que ir a pelear pronto ¿Quieres venir? O prefieres quedarte aquí.

—Vengo de un viaje largo ¿No podemos esperar para esa respuesta? Quiero dormir. —Deja el celular a un lado para echarse sobre Jungkook, queriendo simplemente descansar encima de Jungkook como ha hecho en otras ocasiones.

El Rey se balancea con el coreano en su regazo, Jimin se acurruca complacido. Estar bajo el agua nuevamente lo alivia, como si aquí fuese lo natural y allí fuera, arriba de las profundidades lo anti natura para él. Jungkook delinea las delicadas líneas brillantes en el rostro de Jimin. Tan lindas y coloridas como el espíritu de Anfitrite.

—Aquí y en secreto... Iremos por tu regalo de cumpleaños en tres días, por la noche; si quieres incluir mejor menciónalo rápido. —Susurra, cuidando que nadie que pueda estar espiando lo sepa, pues sigue con la impresión de que alguien se enteró de sus planes y por eso hubo tanto drama. Jimin lo aprieta.

— ¿En serio?

—Sí.

—Ah.

—Será también lo que me pides. Como te dije... Será más especial que esta habitación.

La cara de Jimin enrojece, pero se relame los labios apenado. Balancea las piernas de atrás hacia adelante, dormitando con las ganas imperantes de seguir en esta posición y espacio específico. Jungkook sonríe apretando la nariz, enternecido por la cara somnolienta.

Había contado muy a grandes rasgos que hizo durante la ausencia de su cónyuge, asegurando que ya no lo molestarían en lo absoluto. Jimin no hizo preguntas al respecto afortunadamente. Seguramente sentiría cierto horror, duda que esté cómodo viendo o siquiera imaginando como es un cardumen de tiburones rompiendo armaduras, carne, huesos y echando a un lado miles de restos humanos en el agua.

Pintando las aguas de rojo con su sangre y haciendo creer a cualquiera que es el mismo abismo infernal.

~***~

— ¿Qué opinas?

—Es muy bella.

— ¡Bien! Jimin va a ayudarme cuando la cante... ¿Crees que mi madre volverá a amarme? —Cuestiona con temor en su tensa sonrisa. Yoongi acaricia la mejilla del cortesano, una sonrisa pequeña y casi inexistente adorna su rostro.

—Claro que sí. Es la única ciega por no amarte, pero no es sorda. La harás ver que se equivoca al despreciarte. —Hoseok se acurruca en él, sonriendo amplio.

Yoongi abre los ojos sorprendido por el repentino abrazo. Hoseok es así, pero hace algún tiempo que no lo hacia. Lo toma con la guardia baja. Al igual que siempre el gesto queda sin correspondencia. Tan aparentemente indiferente que sería hiriente, más no para Hoseok que siente el corazón acelerado, golpeando con ternura su pecho.

Un suave ritmo que adora escuchar y sentir contra su propio pecho.

— ¿Quieres que pasemos la noche? —Interroga con leve coquetería apenada, como quien finge pudor—. Un lado de tu lecho debe estar muy vacío sin mí para acompañarte.

Anfitrite || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora