54. Entre Poseidón y Atenea

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—Jimin sé que duele, pero va a seguir doliendo si no nos dejas curarte. —Insiste Jin, con cada vez que ha visto esto ocurrir. Han sido tantos. Incluso ocurrido a Hoseok alrededor de un mes después de llegar al burdel en el que trabajan.

—E-es que... Es que... Yoongi...

—Es una mierda, lo sabemos. —Hoseok tuerce la expresión, más no desestima el comentario.

—Comprendo que te duela, es muy brusco y no te tomó con tu permiso—Sigue acariciándole la espalda—. Tampoco importa que ya no seas virgen o que te viera, fue un abuso. No lo querías, no lo permitiste y te dominó. Debes curar y acusar lo que hizo.

Jimin moquea, para ellos no resulta raro que siga renuente. El coreano aparte de sentirse abochornado y humillado, está herido por Yoongi, quien lo lastimó. Lo consideraba un amigo, figura de confianza, la primera persona que no lo desestimo al llegar. Una especie de tutor y ahora un violador.

—Y tal vez él también te viera, pero es apenas un niño, ellos no tienen mal-

—No pasó.

— ¿Ah?

—E-es que... n-no tengo nada—Balbucea—. N-no pasó nada. Mingi... él llegó antes.

Jin se lleva una mano al pecho dando un largo respiro aliviado. Lo abraza y Jimin se acurruca en el mayor. Hoseok permanece casi inexpresivo. Se inclina, busca la mirada de Jimin, este apenas puede verlo bien, con perlas cayendo sin parar por sus hinchados ojos.

—Eso no quita que lo intentó. Debes decirlo ¿Entendiste? Violación o no quería profanarte. Si no puedes juzgarlo por piedad o temor, Jungkook lo hará. Eres la Anfitrite, su Anfitrite, no la de Yoongi. —Resultaba escalofriante lo tajante que es, pero dulce en hacer entender su punto.

Jimin no da señales de negarlo o aceptarlo, sin embargo, ya está dicho por lo que solo quedaba que lo hiciera. Hoseok no tarde en agregar lo siguiente:

—Si no lo dices tú, lo haré yo, solo porque te quiero demasiado y no permitiré que pases esto por alto. —Advierte. Jimin por otro lado no tiene como dudar de aquella afirmación.

Fue más que demostrada hace poco.

~***~

Mira al techo de su habitación, balancea las piernas en el borde de la cama. Gira y juega con la pequeña capsula que se supone, tuvo que haber entregado. Resopla escondiendo la cara en la cama. Respinga por el repentino sonar del celular, sentándose torpemente con el cabello ondeando en todas direcciones. Aclara su garganta, abre la boca, pero el otro habla primero.

— ¿Por qué interrumpiste?

Vaya que directo...

Mingi traga duro, mirando a otro lado y no a la pantalla dónde está Leedo con expresión impasible.

—Es que-

—Debes observar, escuchar y seguir mis órdenes ¿Por qué interferiste? —Insiste en preguntar, ignorando que Mingi trató de responder.

—E-es que yo... no pude dejarlo así...

—La Anfitrite y como los hermanos reales se pelean por él no es problema nuestro, no nos interesa. Debías cumplir con lo que te ordene.

—No podía dejarlo así.

A duras penas lo conocía, pero lo poco que ha visto de él es tan afectuoso y amable que no pudo permitir que se concluyera o continuara en caso de haber iniciado.

Incluso no debería importar.

Lo detuvo

Eso es todo.

Anfitrite || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora