56. Tus Lágrimas

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Da un suspiro, guiña los ojos con claridad penetrando en toda la habitación. Gira en su sitio para acurrucarse. Lo mueve el agarre fuerte y anclado, marca un límite de la distancia que podía tomar con él. Te atrapé, no quiero soltarte aun, el regente suspira profundo, más dormido que despierto.

Hunde la mejilla en la almohada, viendo a Jungkook dormitar con la boca entreabierta. No se durmieron hace mucho, tal vez cuatro horas casi cinco. En deje inocente se aproxima y deposita un beso en la punta de la nariz. Jungkook mantiene su agarre, decidido a no soltar lo que tan complicado fue de tomar. Atrapar no es el verbo más apropiado, pues fue Jimin quien se quedó quieto para permitir que lo tome.

Y quien sabe, podría escaparse.

—Tengo hambre, necesito levantarme—Jungkook abre los ojos, la imagen le lleva un tiempo presente en sus despertares matutinos, pero en esta ocasión da un sentimiento más especial, más hermoso—. Suéltame.

—No. Aún es temprano. Comerás en palacio. Allí tendrán algo más apropiado.

—Vamos, suéltame. —insiste con una sonrisa, la actitud infantil de Jungkook con sus gestos impertinentes en todo su esplendor.

—No.

—Jungkook.

—Quiero estar un rato más aquí.

—Pero tengo hambre.

Suspira y Jimin se desliza fuera de la cama. La habitación aun seca genera más ruidos que, aunque imperceptibles, Jungkook es capaz de captar a detalle. Los pasos, suaves cortes de aire. Jungkook contempla como Jimin viste un albornoz largo y traslucido, con largas y voluminosas mangas de bordado sencillo. Sueltan un suave sonido a medida que acarician la piel para protegerla de la vista directa. Exhala una risa, levantándose pocos minutos después de desperezarse. Viste una túnica floja, larga que permite avistar sus brazos, pecho torneado y suaves rastros carmín provocados por su amante nocturno.

Ríe por los pingüinos nadando en el lugar, las focas cazando que salgan, peces de colores fríos por la temperatura del agua. Gira y carga a un pingüino emperador. Da un beso al pico, recibiendo un chillido de este y el animal parte a prisa a perseguir su comida. Jungkook llega al salón, similar a un invernadero por su estructura, el techo transparente permite la vista a algún que otro oso polar nadando.

Visualiza a Jimin, recostado en un diván de gran proporción, comiendo frutos y dando unos que otros a morsas adolescentes; las piernas flexionadas y desnudas; sus tobillos adornados por sueltas tobilleras brillantes y pies descalzos. Su hombro descubierto, piel lechosa reflejando la luz mañanera. Suelta un respiro caliente, cuesta de hallar la inocencia en la postura.

Que en su estima es una descarada tentación.

Jimin se recuesta, contempla a Jungkook que se aproxima. Toma asiento, apoya la palma en el muslo izquierdo, lo acaricia, introduce lentamente su mano bajo la tela diáfana. Apoya la cabeza en su brazo, sonríe con vergüenza por el toque.

—Se supone que nos vamos pronto, deja de estarme tocando.

—Nos iremos cuando la nave esté en la barrera. Tenemos tiempo.

—No lo tenemos. Me tengo que arreglar. —Esquivar estando en el agua es fácil, puede deslizarse sin problema.

—Oh, vamos.

—No~ Ahora no va a suceder. —Sonríe, en pie y andando. Jungkook avanza a su lado, inclinado a un lado.

—Siento que tendré que esperar mucho, de nuevo.

—No tanto, solo a que no tengamos que viajar o un problema en medio.

—¿Está noche?

La certeza con la que cree que se resolverá todo para el anochecer lo impresiona.

Anfitrite || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora