44. Gestos de Confianza

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—Umm...

—Hey. Despertaste por fin ¿Qué tal te sientes?

—Namjoon. —Musita adormilado.

El consejero sonríe y acaricia dulcemente la mejilla aun pálida. Jin se arrima a él, sintiendo frío en exceso, así como un dolor horroroso que lo hace sentir peor. Namjoon le brinda aisladas caricias para consolar el dolor que pueda estar sufriendo. Los que derivan de los peces Beta tienen una enorme sensibilidad. Podía estar totalmente curado, pero permanece con los nervios resentidos.

Por unos largos días tendría esa sensación.

De hecho, esa sensibilidad es lo que les hace tan buenos cortesanos, el placer los llena más de lo que pueda ser a ciencia cierta.

— ¿Qué pasó...? —Balbucea adormilado. Los parpados le pesan y la consciencia se le nubla, peligrando con caer inconsciente.

— ¿No te acuerdas?

—Estoy confundido.

—Tienes un par de días inconsciente y por tu pupila... Sigues muy adolorido—Menciona, jaló el parpado inferior y vio mejor el globo ocular—. Supongo que querrás dormir más.

—Umm... Aja...—Responde a poco de dormirse. Namjoon le da un beso en la frente, logrando mayor sensación de comodidad.

—duérmete. Estaré cuidándote. —Jin sonríe con aspecto tierno, agradecido por ello.

—Vale.

—Puede ser tierno a pesar de todo.

—Lo es, aunque posiblemente soy el único que lo cree.

El beso que Sunmi da a la mejilla de Namjoon provoca una sonrisa en este. Ella se ha quedado en una habitación del serrallo y acompaña a Namjoon durante el día, simple y tranquila compañía a la que puede sacar largas platicas con respecto a lo que esté haciendo en el momento. Sunmi se vuelve una buena dama de compañía. Y nada más.

Una buena amiga que está porque quiere.

~***~

Estuvieron toda la noche en esa playa. Llegado el punto en que Jungkook está recostado en el regazo de Jimin. Este lo mima en el cabello, el cuello y parte del pecho descubierto. Un toque inocente, afectuoso y curioso. Un ansia de descubrir la textura y forma de su esposo. Jungkook lo permite sin problema y gracias a la posición puede hacer lo mismo a Jimin.

Introducir la mano en los pliegues de tela.

Disfrutar de la piel suave y seca de Jimin. Hasta la fecha nunca lo había hecho. Mucho menos sentir el aroma ajeno al salitre del mar.

Devorar los labios gruesos de tierno rosa hasta volverlos carmín.

Los broches del cabello negro cayeron, también el maquillaje.

Cuando el día llega y Jungkook admira el amanecer puede apreciar ese rostro totalmente natural que no suele mostrarse así ante nadie. Perfecto en su simpleza. Suave, esponjoso, delineado y natural en la gracia que los dioses le brindaron al volverse uno del pueblo atlante.

Sus pensamientos toman otro rumbo, más amargo por tratarse de la confesión que Jimin hizo. La realidad de lo que ahora es un triste final para su cumpleaños. Uno que lo tuvo tan feliz todo el tiempo. Resulta tan decepcionante y lo llena de un mal sabor en la boca. Desazón total de su festividad arruinada y que él se entera tarde. Último a los demás.

— ¿No lo usuarias? —Pregunta de manera suelta, dando toques con el labial contra los labios de Jimin.

— ¿De qué me sirve forzarte a amarme? O a nadie... Es triste y monstruoso al mismo tiempo. —Opina de manera distraída.

Anfitrite || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora