47. Disculpas de Amor

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Empezó a hacer algo que nunca había hecho: Salir a pasear por la Atlántida. Era una actividad que no le sugerían, pues consideraba que corría peligro por su origen terrano. La realidad es que a donde fuera lo recibían de manera cordial, con una leve reverencia y algunos –principalmente puestos de comida-, presentes. En el caso de la comida sus escoltas lo probaban primero. Iba a engordar a este paso, también iba a necesitar un closet más amplio y joyeros.

Las personas son muy amables con él.

Debido a eso ha tenido varias salidas. Con guardias discretos a su alrededor y otros tantos mezclados con la multitud.

—No debería entra ahí—Aconseja gente a su alrededor—. Ahí están los enfermos y deformes incurables.

—Entonces con más razón necesitan una visita. Nadie sabe cuándo va a enfermar y menos cuando una desgracia nos va a dejar incompleto. Si los dioses no los aman, nosotros sí.

En Busan solía visitar de tanto en tanto hospitales. De forma obligatoria debía ir al menos una vez por año, pero él iba alrededor de una vez cada mes o sin siquiera cumplir ese lapso de tiempo; estaba consciente de que mucha gente ahí estaba sola y necesita al menos un poco de compañía. Así fuese por unos minutos. Así sea un desconocido.

El lugar es silencioso, tranquilo, pulcro y sin peces rondando a pesar del alga y moho en algunas esquinas. Hay niños, en su mayoría por haber nacido sin alguna parte del cuerpo, mujeres y en general hombres con heridas graves. Era curioso. Los visitó un largo rato, con todos negándose a tocarlo para evitar mancharlo. Otra curiosidad: Los únicos que lo consideraban así, pues algunos incluso se apartaban discretamente para huir su tacto.

Resultaba triste que se consideren menos por algo incontrolable.

Debería hablar con Jungkook al respecto.

—Mamá-

—No me toques.

Jimin cargaba a una niña que tenía la cuenca del ojo cubierta por completo y creyó haber visto a Hoseok, reconociendo la voz también. Tal vez se equivocó... en seis ocasiones seguidas. Honestamente terminó curioso al respecto, el muchacho ha respetado al pie de la letra cada lineamiento, incluso el pago exigido para la corona –seguro que Yoongi lo hace por él-, pero ¿Qué hace ahora? Un día con total discreción lo siguió, para a la siguiente mañana ir a visitar.

—¿Él vive aquí?

—Su madre.

—Oh.

— ¿Volvemos al palacio?

—No. Necesito hablar con él. Pueden tomarse un rato. Los llamare cuando quiera irme.

Ellos no se fueron a pesar de que les dio permiso. Toca la puerta, tras poco tiempo una chica similar a Hoseok de rostro abre. Ella reverencia al instante, apenada por tener a la Anfitrite en el portal. Al levantarse sonríe levemente para tranquilizarla.

—Es un placer, alteza ¿En qué puedo ayudarlo? Mi señora no se encuentra en este momento.

—Oh, qué pena ¿Jung Ho-Seok tampoco?

—No, lo lamento. Puedo informar de que vino a buscarlo o brindarle unos bocadillos si desea esperarlo.

—Prefiero esperar.

...

—Jiwoo, ven a ayudarme, no puedo continuar con- ¡DIOSES! ¡A-Alteza!

La mujer de edad casi se cae al verlo, sentado en su sala comiendo mariscos que Jiwoo –la joven que lo recibió-, le entregó. Estuvieron hablando por unos treinta minutos en tanto que llegaba a quien fue a buscar para empezar. Jiwoo se parece mucho a Hoseok: Como habla, facciones, incluso la voz. Quisiera entender porque...

Anfitrite || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora