Objetivo: Masculinidad

XLIII

Después de tantos años el señor Wu en unos de sus papeles le llamó la atención el hecho de que hubiera ciertos desvíos de fondos sin ninguna explicación. En los informes se anunciaba ser descuentos para ser usados en cierto recurso que se mostraba como caridad para apoyar un proyecto que no tenía ni siquiera los datos necesarios para dar una justificación razonable al uso de semejante cantidad de dinero en todo este tiempo. Por ello, se mostró rotundamente decidido con averiguar quien se encontraba a cargo de aquel propósito y por qué sus fuentes estaban incompletas. Dejando aquella tarea encargada a su hijo mayor, su mano derecha, Wu Xiao Ming.

Con el pasar de los meses, no tenía una respuesta concreta de su hijo con aquel pendiente, solo daba explicaciones inconclusas que por más que le hacían dudar, no podía mostrarlo, porque, era su hijo, a quien le puso toda su confianza y era su orgullo, por eso, estaba seguro que sí él decía que había que despedir a los posibles culpables. Tenía que cumplirse. Sin importar, que fueran trabajadores de tantos años.

Sin embargo, el señor Wu era un hombre que había trabajo duro casi toda su vida para levantar una de las mayores corporaciones en Shanghái y saber que estaban robando una fuerte cantidad de dinero cada día, no podía dejarlo pasar, así como si nada, el verdadero culpable debía pagar condena de una vez por todas. Siendo así, que tuvo que apoyar con este encargo a su hijo buscando información por su cuenta a través de personas especializadas en estos casos.

Duró un mes la investigación para recibir en un sobre la información que solicitaba para dar con la cabeza del responsable. Cuando leyó los papeles, vio las fotografías y volvió a leer el nombre del culpable más de una vez, tiró todo al suelo por creer ser una completa farsa. Que esos papeles estaban truncados y no podía ser verdad el contenido. El procesarlo con normalidad era dificultoso para él, pues se estuvo tocando el pecho para calmarse, debido a su presión estar subiendo tan pronto, poniendo en alerta a sus guardaespaldas para pedir enseguida por una ambulancia.

En su estancia en el hospital, pidió que ninguno de sus hijos entrara a su habitación, por más que fueran insistentes, no quería ver a ninguno, en especial, a su hijo mayor, quien era el más testarudo por verlo.

Lo que sí solicitó a su seguridad fue que buscaran un número telefónico en particular por necesitar comunicarse con alguien que hace mucho tiempo le dio la espalda.

Padre e hija hicieron las paces con esa llamada que no solo sirvió para hacerlos reconciliar, sino que también le contó lo que había descubierto y lo llevaría a hacer diversos cambios en su testamento. Dándole a entender, por último, que quizá no salga con vida de aquel hospital por lo que estaba a punto de hacer; seguir buscando información, no del robo de su dinero, sino del verdadero uso que le daban.

El doctor le había advertido que en su estado no estaba en condiciones de recibir fuertes impresiones, pero, el señor Wu no podía estar tranquilo, no cuando estaba descubriendo en qué negocio sucio su hijo mayor se encontraba por tantos años. Era una completa decepción para él saber que no solo uno de sus hijos había hecho aportes a este vil negocio. Era un duro golpe. Su corazón no podía soportarlo más. Y una noche, se quedó profundamente dormido en su camilla para no volver a despertar.

La muerte repentina del señor Wu atrajo las primeras planas de los medios y recibir condolencias ya sean personales o través de diversos programas televisivos. Fue una noticia muy impactante, ya que, sus cercanos, decían verlo estar gozando de buena salud y que iba a darse al retiro a finales de este año para poner como cabeza principal a su hijo mayor.

Hecho que parecía dar un drástico giro cuando en pleno velatorio aparecieron los padres de Yi Fan y Chan Yeol causando revuelo en la prensa que pedían saber dónde había permanecido todo este tiempo la hija menor del señor Wu. La noticia con la cual habían engañado en estos años a la prensa sobre su paradero era que se había mudado a otro país a vivir con su nuevo compromiso. Situación que no era tan lejana de la realidad, aunque solo fuera una tapadera para no levantar sospechas de las verdaderas razones que la llevaron a hacerlo.