Objetivo: Masculinidad

LVII

La encestada final 

Los exámenes de verano estaban a la vuelta de la esquina y ciertos estudiantes se encontraban animados y ansiosos por las vacaciones que se aproximaban. Claro que, debido a los exámenes finales, estuvieron dejando más proyectos fuera de lo usual por ser notas extras para los alumnos que pudieran repetir los cursos. Era su último comodín y debían aprovecharlo a como dé lugar o nuevamente le verían las caras a los profesores del curso que no podían pasar otra vez.

Siendo Lay uno de esos alumnos, puesto que, no quería volver a llevar el mismo curso que estaba llevando con Baek Hyun de nuevo. Por eso, le pidió que le ayudará con la materia a lo que Baek Hyun desde luego que estuvo de acuerdo. Ya que, de esa manera, podrían verse para el siguiente ciclo. Su amistad había escalado más peldaños y se estaban llevando de maravilla. Aunque, no le gustaba que Lay terminará siendo el «esclavo», por así decirlo, de Jun Myeon debido a que el muchacho fingía seguir herido con lo ocurrido hace semanas solo porque no quería admitir que el tiempo que pasó siendo ayudado por Lay con sus quehaceres empezó a sentir cierta atracción por las sonrisas que le obsequiaba, por su incomparable amabilidad y por saber escuchar y aconsejarle, además de que adoraba su ingenuidad y torpeza algunas veces.

—Baek Hyun, ya me tengo que ir —comentó Lay tras haberse quedado junto a él en el salón para copiar ciertos apuntes que dejó el profesor del curso para las pautas del proyecto que debían presentar, asimismo como los temas que estarían viniendo en el examen final.

Baek Hyun ni siquiera debía preguntar cuál era el motivo para irse, ya que el móvil de Lay no dejaba de sonar durante los minutos que pasaron juntos por ser muy obvio de que se trataba de Jun Myeon queriendo que le ayude con algo.

—Te estaré mandando el resto por tu correo electrónico —le avisó, recibiendo un «gracias, te debo una» de su parte antes de salir del aula.

Baek Hyun echó un suspiro mientras sacudía la cabeza por aveces su amigo era demasiado ingenuo.

Cuando terminó con sus apuntes, ordenó sus pertenencias dentro de su mochila para ponérsela al hombro y salir del salón con rumbo hacia la cafetería cerca de la facultad de Kyung Soo. Ya era el sitio habitual de siempre para encontrarse con sus mejores amigos cuando las clases habían terminado y podían tener cierto relajo antes de cada uno dirigirse a sus respectivos clubes.

Con una sonrisa en el rostro fue como recibió a Jong Dae cuando lo vio acomodarse en el asiento de enfrente al ser Baek Hyun el primero en llegar al lugar. Le había ya incluso pedido su batido favorito.

—Parece que hoy estás de muy buen humor, Baek —comentó Jong Dae mientras le daba ciertos sorbos a su batido.

—Es como debo estar antes de sufrir esta semana por los proyectos. Siento que me va a doler mucho la cabeza por estar haciendo trabajos y estudiando a la vez. Vaya que me daré unas buenas amanecidas —le comunicó, dando un pequeño bostezo por saber que su sueño de ocho horas diarias sería interrumpido muy pronto.

—Eso te pasa por ser un genio —se burló Jong Dae ganándose una mirada seria de su parte. A lo que, debió agregar—: No te vayas contra mí, es la verdad. Tú y Kyung Soo siempre andan sacando humo de su cabeza cuando se trata de exámenes y de proyectos. Deberían relajarse un poco ahora que están en la universidad y no en la escuela. Con un diecinueve de nota deberían estar satisfechos, pero, no, ustedes quieren tener veinte en todos los cursos y aprobar con veinte en sus notas finales, así como en la escuela sacar puro A+ e incluso exigirle a la profesora por un A++ ante un mínimo error de su parte. No se pasen. A mí me daba vergüenza decirles que me saqué B+ en un curso que me sacaba canas cada que comenzaban a hablar de notas.