XLV

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Un silencio que nadie quiere escuchar

Jong Dae tuvo que informarle a Won Sik que no tomarían el bus para que puedan marcharse sin ellos. Claro que, Min Ho pedía por alguna explicación como saber el paradero de Yi Fan y Chan Yeol. Teniendo Baek Hyun que mentir al decirle que Yi Fan le dio el permiso de disfrutar con el equipo por haber sido un buen capitán. Tema que no quiso creer y aseguraba ser una mentira para tapar los verdaderos motivos, pero, saber que Won Sik y Jong Dae corroboran lo dicho y se unían por una extraña razón todos los del equipo, pudieron excluirse de subir al bus y verlo partir en unos cuantos minutos.

Una vez, se realizó la primera fase del plan, Baek Hyun, Jong Dae, Soo Young y Se Hun abordaron un taxi con rumbo hacia la dirección que les indicó Dong Woo para encontrarse. Además, de que podían seguir al otro taxi que iba ocupado por los amigos de Woo Hyun para no perderles el rastro.

Según lo que Dong Woo pudo oír en las conversaciones que tenía Woo Hyun con el causante de los secuestros, es que permanecían ocultos en algún lugar abandonado. Y los únicos sitios que lucían de aquella manera resultaban ser tres en toda la ciudad, aunque, en realidad, eran diez, pero, viendo la distancia y saber que debían estar espiando cada movimiento de Yi Fan, tenía que ser un lugar cercano. Por lo cual, solo tres podían ser los lugares donde posiblemente se encuentren; la fábrica de muebles cerca al río, la fábrica usada como depósito de basura en el barrio casi deshabitado y la estación de bomberos que se incendió hace dos años al averiguar que no se había destruido como hicieron creer a la mayoría de la ciudad.

Siendo, la segunda fase, dar con separarse en grupos de dos y tres al ser en total ocho personas involucradas. El grupo de Sung Kyu conformado por: Dong Woo y Sung Yeol (La fábrica de muebles). El grupo de Jong Dae conformado por: Se Hun (La fábrica usada como depósito de basura). Y, por último; Baek Hyun, Soo Young y Sung Jong les tocaba revisar la estación de bomberos. Todos se comunicarán por sus teléfonos móviles para informar sí habían dado con el lugar donde tenían a los secuestrados.

Sung Jong se sorprendió de aquel sitio a revisar cuando observó que la fallada lucía verdaderamente como si hubiese sido devorada por el infierno. Las paredes estaban completamente negras y con la pintura roja hecha escamas. Encima, sentía escalofríos de solo tocar la pared y percatarse que podía venirse abajo por oírse hueca. Quizá por ello, se rehusó a ingresar.

—Yo voy a esperarlos afuera —avisó.

—Se supone que todos debemos entrar para terminar más rápido con la búsqueda —comentó Soo Young.

—No, no creo poder entrar. Yo vigilaré afuera —aseguró.

—Si no salimos en veinte minutos o ves algo sospechoso, llama a los demás —le pidió Baek Hyun.

—Así será —asintió.

Como la parte que daba al gran portón donde salían los vehículos de bomberos se encontraba cerrada, tuvieron que entrar por unas escaleras de emergencia que estaban casi destruidas cerca al portón. Sung Jong rezó por dentro para que ninguno de los dos se cayera y pudieran llegar a salvo hacia el balcón.

Cuando los vio desaparecer del balcón, Sung Jong empezó a caminar por los alrededores estando alerta por si veía algo sospechoso. Y sí que notó algo extraño al llegar hacia la parte posterior y terminar por asustar con un gato que le saltó encima tras aparecer de entre los contenedores de basura causando hacerle tropezar y retroceder estando a punto de caerse de espaldas si no se sujetaba de una soga que había cerca y destapar, de ese modo, una especie de entrada por los ladrillos estar destruidos y haber sido cubierto por una tela vieja. Al echar una mirada dentro por el gato haberse escabullido en esa dirección, supo que era hora de llamar a los demás.

Objetivo: MasculinidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora