IX

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Lo siento, pero no estoy interesado

Al término de la clase, el muchacho de tobillos sensibles, que se presentó ante Baek Hyun como Zhāng Yì Xìng, pero que prefirió ser llamado Lay, pidió porque lo acompañará hacia el club donde se había inscrito con la finalidad de que también se uniera al maravilloso mundo del baile.

—Pero... sigo diciendo que soy dos pies izquierdos —insistió Baek Hyun por décima vez debido a que Lay parecía no entender lo que le había dicho desde un principio, pues solo respondía que era cuestión de práctica.

El club de danza se encontraba en la misma facultad de Administración y a tres pasos del auditorio escolar donde otro taller igualmente se venía realizando. Pero como Lay apuraba sus pasos, Baek Hyun no pudo ver, ni descifrar mucho de que podría tratarse. A la justa había echado una mirada.

—¡Y aquí es donde uso mis tobillos! —exclamó emocionado y con ambos brazos señalando la entrada hacia el salón.

—Pero... ¡Ah! —Baek Hyun no contuvo en gritar del susto.

Mientras observaba el interior de aquel lugar, un muchacho saltó hacia su dirección, en sí, apareció delante suyo por los aires causándole sobresaltar.

—¡Disculpa! —se disculpó el causante moviendo la cabeza y con las palmas de sus manos juntas como si estuviera haciendo una oración.

—D-descuida, pero no v-vuelvas a aparecer así —balbuceó Baek Hyun por aún tratar de calmar el ritmo de su corazón al continuar impresionado por lo ocurrido. Y es que nadie le dijo que un atractivo muchacho de piel canela acabaría delante de él y mostrándole una radiante sonrisa.

—¿Estabas haciendo una pirueta, Kai? —habló Lay para hacer muestra de que seguía con ellos, precisamente, a lado de Baek Hyun.

—¡Oh, sí! —afirmó entusiasmado unos segundos antes de cambiar de reacción—. Aunque debo seguir practicando, no me está saliendo bien —suspiró.

Kim Jong In, estudiante de la facultad de Artes Escénicas, se encontraba practicando una pirueta desde muy temprano. Ya que la disciplina de la danza realmente le apasionaba. Era un amante del baile. Siempre buscaba innovar para aprender cada día más porque nunca se sentía estar completamente preparado. Él mismo se ponía ese defecto de no alcanzar los estándares para hacer una coreografía, no lo suficiente. Por ello, cada día se empeñaba en dar mucho de sí aun si le costaba demasiado como ahora, que no había probado bocado alguno de comida y, por tanto, cayó hacia el suelo de rodillas.

—¿Estás practicando sin comer otra vez? —le regañó Lay sacudiendo la cabeza en desaprobación—. Será mejor que vayas por algo de comer o si no, no te dejaré hacer la clase —empezó amenazar amablemente porque no se encontraba tan enojado.

Baek Hyun se había recompuesto para ese momento, pero prefirió guardar silencio por no poder dar algún comentario si también se encontraba con el estómago vacío. Además, aprovechó en observar con mayor detenimiento al amigo de Lay, porque debía ser su amigo si hablaban con tanta confianza y lo llamaba por un nombre de pila, dándose cuenta que en verdad era atractivo, con un cuerpo trabajado a base de baile por estar en perfecta simetría y con una altura fuera del promedio, casi con centímetros a llegar hacia la altura de Yi Fan.

—Baek Hyun —lo llamó Lay por quinta vez.

Una vez en sus sentidos, sonrió en disculpa.

—¿Qué ocurre? —le preguntó por no haber estado atento a la conversación de ambos. Jong In al igual que Lay, se encontraba mirándolo.

—Te estaba presentando con Jong In —le avisó, causando que el nombrado se adelantara con hablar.

—Puedes llamarme Kai, para entrar en confianza —de nuevo, fue espectador de esa reluciente sonrisa que le sacó una propia—. Vaya, tienes una bonita sonrisa, en realidad... —mientras más se acercaba hacia el rostro de Baek Hyun, no pudo evitar ganarse un chasquido de labios de su parte.

Objetivo: MasculinidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora