XXIV

1.1K 163 29
                                    

Había cortado su larga cabellera, ya no parecía lucir tanto maquillaje, las prendas que vestía eran más casuales, sus facciones continuaban siendo llamativas y su personalidad parecía seguir siendo la misma. En verdad, Soo Young se encontraba frente a sus ojos. Pero las sensaciones que creyó iban a presentarse cuando llegara aquel momento no se hicieron muestra. Sí, tuvo una enorme impresión por su presencia. Quedó incluso sin hablar por un par de minutos. Sin embargo, no le dio un abrazo, no tocó su rostro, no acarició su cabello y menos le dio un beso. Simplemente, Chan Yeol se quedó mirándole hasta volver a tener control sobre sí mismo para responder a lo que le había preguntado.

—Sí, ha pasado mucho tiempo —habló finalmente.

—No sé si hice bien al venir, parece como si hayas visto un fantasma —bromeó—. Sé que debes tener muchas preguntas por hacerme, querrás hablar hasta los codos y mostrarme uno de tus nuevos cómics —Soo Young trató de animar un poco aquel tenso ambiente en cuanto hizo mención de un viejo recuerdo entre ambos.

Chan Yeol alzó apenas las comisuras de sus labios hacia arriba.

—¿Por qué tan serio? ¿Acaso me guardas rencor? —le preguntó, sonriendo como si no se mostrará afectada por lo dicho.

—No, no te guardo rencor —admitió. Chan Yeol no le guardaba nada de rencor. La decepción era contra él mismo—. Solo estoy sorprendido de volver a verte.

—Lo sabía, me ves como un fantasma —volvió a bromear—. Entonces, deja que este fantasma te invite a comer mientras aclaramos viejas heridas.

«Viejas heridas», repitió en su cabeza con una pensativa mueca por sonar tan a la ligera.

—Vamos, te invito a comer.

Soo Young estuvo a punto de sostenerle de la mano para convencerlo, pero a los segundos se retractó por ser tan precipitado, a cambio solo sonrió sacudiendo la cabeza por reprocharse.

Sin embargo, no fue desapercibido para Chan Yeol aquella intención, que dejó pasar para excusarse con la invitación.

—Voy a presentarme en unos minutos.

—¿Vas a presentarte? —mostró una pizca de emoción—. ¡Tengo que verlo! —aseguró—. Por fin, vas a mostrar tu gran talento ante el público y no solo a mí.

Eso último, causó una disimulada sonrisa en el rostro de Chan Yeol. Un viejo recuerdo vino a él. De esas veces en las que solía hablar con Soo Young de su fascinación por tocar instrumentos musicales. Hasta ese momento él solo sabía tocar el piano, la batería y la guitarra acústica.

—Parece que te están llamando —le avisó.

El móvil de Chan Yeol repentinamente comenzó a sonar. Y por el nombre que veía en la pantalla, supo que ya debía estar detrás del escenario.

—¡Anda! ¡Anda! —Soo Young comprendió la situación—. Te estaré viendo, Chan Yeol.

Antes de irse, esta vez, no ocultó su sonrisa.

Llegó a tiempo para ver como Jae Hwan subía primero al escenario para darle las señas a él y a los demás para que hicieran lo mismo. Con los cuatro encima del estrado y en sus respectivas posiciones, oyó al presentador dar el anunció al público para cuestionar en ese momento a Jae Hwan por el nombre que le habían puesto a la banda. Era un poco cómico.

Y a la cuenta progresiva de Ji Hwan, la banda empezó a tocar.

Primeramente, se concentró en lo que se encontraba realizando, en ir al ritmo de la voz de Jae Hwan y la otra guitarra por parte de Woo Jin. Calmó sus nervios mientras iba cogiendo confianza en que estaba haciendo un buen trabajo, en que se encontraba siguiendo la pista y no tenía ya porque tener la vista sobre sus dedos y las cuerdas de su guitarra. Levantó la mirada para observar al público mover la cabeza y agitar los brazos al compás de la música. Era una sensación alucinante para él ver cómo la multitud compartía con la presentación. Parecía ser la señal de que habían comenzado con buen pie.

Objetivo: MasculinidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora