Objetivo: Masculinidad

VII

Cada vez que Chan Yeol tenía posibles lugares donde pueda encontrar a su hermanastro, nada parecía suceder como se lo esperaba, ninguna de las direcciones en mente lo conducían hacia el paradero de Yi Fan. Esa situación solo lo hacía perder cierta esperanza de encontrarlo. Tal vez, la madre de Yi Fan tenía razón, debía solo esperar a que regresará por su cuenta. Pero, esa mujer por dentro se veía desesperada, aun si estuviera acostumbrada a estas actitudes de su parte, seguía viéndose afectada, como cualquier madre por supuesto, una que realmente permanece en vela toda una vida por saber dónde se encontraba su hijo.

Chan Yeol sentía que esa mujer no se merecía ese trato por parte de Yi Fan, realmente usaría la violencia contra él si lo encontraba y se rehusaba a regresar a la casa.

Pero las horas pasaban y aún no había rastro alguno de su hermanastro, podría jurar que la tierra parecía habérselo tragado, tampoco es como si esperará encontrarlo en alguna comisaría o callejón sin salida. Hasta fue a los parques donde solían merodear ciertos grupos de pandilleros para fumarse un porro o ingerir ciertas sustancias, una acción muy peligrosa de su parte, porque pronto fue acorralado por un grupo de cuatro integrantes que lo primero que le pidieron fue entregar todo el dinero que se cargaba, casualmente, solo tenía cinco monedas en su bolsillo.

—Que miserable eres —gruñó la persona que le arrebató las monedas.

—Esto no alcanza ni para comprar dulces, idiota —comentó otro de malhumor.

—No... No alcanza para nada —balbuceó la persona que más se encontraba bajo los efectos de alguna sustancia que había ingerido.

—Supongo que no queda de otra, niño —le comunicó la última persona que faltaba hablar en el grupo, quien chasqueó los dedos para hacer que dos de sus hombres se fueran encima de Chan Yeol para sostenerlo de cada brazo.

—Dicen que los órganos valen mucho dinero —mencionó la primera persona que hablo.

Asustado, era como se encontraba Chan Yeol de saber que esos cuatro idiotas estaban a punto de apuñalarlo para abrirle el cuerpo y robar sus órganos. Por más que gritó que lo suelten no conseguía que lo hicieran. Esos hombres eran más fuertes y altos que él, se encontraba en completa desventaja.

—¡Cierra de una vez la maldita boca, niño! —exclamó la persona que aún seguía de mal humor.

Chan Yeol podía sentir el sudor bailar en su frente y ver en cámara lenta como aquella navaja se acercaba hacia su estómago para conseguir pronto su cometido. No deseaba perder la vida de esa forma. En verdad que involucrarse con Yi Fan solo traía problemas mayores. Lo único que podía pedir en ese momento era que en su otra vida no volviera a cruzarse con Yi Fan.

—¡¿Qué diablos creen que hacen?!

Aun con los ojos medio cerrados, pudo reconocer la silueta y voz de su hermanastro.

El muchacho que sostenía la navaja enseguida la dejó caer al suelo cuando Yi Fan le propinó una patada en la mano. Esa acción hizo retroceder a los dos hombres que sostenían de los brazos a Chan Yeol, pero no al que se encontraba cabreado.

—¿Qué mierda crees que haces, Kris? —le preguntó sin filtro.

—¿Qué mierda crees que estás haciendo tú? —contraatacó en un tono similar.

—A mí no me faltas el respeto si sabes lo que te conviene —le amenazó endureciendo los nudillos de cada mano.

—Y sabes lo que puede ocurrirle a alguien como tú si te metes conmigo —continuó a la defensiva.

—Jae Hyun, déjalo —le pidió uno de sus compañeros tras acercarse a su lado.

—Así es, Jae Hyun, evita que patee tu asqueroso culo.