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Cuando les cerraron la puerta, Yi Fan sabía que debía solucionar la falta que tuvo con su primo. Fue realmente muy torpe de su parte no haberse dado el tiempo a reconocerlo y actuar tan bruto con él. Y es que, su cabeza no daba a nada más que pensar en acabar con su tío. Así que, posiblemente esté dañado. Porque ahora las últimas palabras que oyó de su parte eran menos confusas a como en un principio.

Wu Kuan Lin era su primo más pequeño en ese tiempo (porque desconoce actualmente sí existen otros parientes menores). La última vez que supo de él tenía cinco años. Era un niño tan sonriente y con un corte muy peculiar. Su madre decía que iba a tener porte de modelo. Y no mintió. Yi Fan notó que su primo tenía una altura fuera del promedio, seguramente, gracias al gen Wu y las prácticas de baloncesto. Cuando Yi Fan jugaba con el balón en el jardín durante las reuniones familiares el pequeño Kuan Lin solía decirle que un día iba a vencerlo, que solo le faltaba crecer así de alto como él y tener más dominio con el balón. Tenía tan solo cinco años y le asombraba que fuera tan despierto con aquel deporte. Había algo en él que lo asemejaba con su persona. Incluso escuchó varias veces de su parte que era su modelo a seguir. Quizá por eso el hermano mayor de Kuan Lin le tenía celos. Después de todo, fue quien dio inicio a los rumores contra su persona en la escuela tras el escándalo en el cual estuvo involucrado.

Ahora verlo escogiendo qué rincón iba a hacer su posible cama le hacía tener más claras las disculpas que le debía ofrecer para tratar de llevar una buena relación y poder conseguir sacarlo de este lugar.

—Kuan Lin... —lo llamó.

Él se hizo como que no lo escuchó.

—Lamentó no haber hecho caso y tratarte de esa odiosa manera. Debí morderme la lengua en ese momento y ser algo paciente —empezó a explicarse.

—No es como si hubieras roto mi corazón —respondió, tras haber estado unos minutos más en silencio y soltar un suspiró después para continuar—: Solo te mostraste como eres y creo que el que se equivocó fui yo.

—No, no me mostré como soy, porque no soy... —quiso corregir cierta equivocación que oyó, pero oírlo nuevamente hizo que se ahorrará su explicación para prestarle atención.

—La persona que conozco ahora no es la misma que conocí hace tantos años atrás —inició—. Sé que el tiempo puede cambiar a las personas. Y sé que has cambiado, Kris. Por eso, recalcó que soy quien se equivocó por creer que seguías siendo la misma persona que conocí durante mi infancia.

—He cambiado para mal, ¿verdad? —cuestionó él al haber reflexionado por un momento cada palabra que oyó dejándolo con dicha interrogante por saber que podía estar decepcionado de la persona en la cual se había transformado en la actualidad.

Kuan Lin recién giró el cuerpo para verlo y examinar su rostro y darse cuenta que lo decía con honestidad. Hecho que lo hizo quedarse pensativo por unos segundos para terminar por sacudir la cabeza a cada lado.

—Quizá me pasó cuando dije que te habías convertido en las referencias que mi padre y mi hermano tienen sobre ti. Estaba algo decepcionado y sorprendido de que me trataras de esa manera cuando nunca antes te habías portado así conmigo. Debo asumir que los hechos surgidos en tu vida diaria han recurrido al cambio en tu persona para darte un papel de estar a la defensiva contra los demás. No creo que eso te haga una mala persona. Yo creo... Que aún queda un pedazo de aquel Kris que conocí dentro de ti. Solo tienes que saber... Cuál es el camino correcto.

—¿El camino correcto? —preguntó, algo confundido.

—Escoger si seguir siendo la persona en la cual te escudas o dejar salir a la persona que fuiste y eres otra vez a luz.

Objetivo: MasculinidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora