Dos

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Estoy llorando por esto.
Perdido, roto.
Dejado sólo en este castillo de espinas.

-The truth untold.

17:00 pm.

Jimin ya no siente su trasero. Lleva sentado más de tres horas y posiblemente tengan que hacerle un trasplante de culo cuando termine su turno.
El olor a café ya lo marea y hay una persona entre todas las que han venido al lugar que arroja un aura gris tan horrible que lo deja viendo en blanco y negro.

Ya no es el café lo que marea a Jimin, es esa persona.

El rubio se pasa una mano por el cabello y vuelve a acomodarse en su sitio frente a la caja. La silla de plástico es incómoda, el aire se vuelve pesado y Jimin se siente cada segundo más sofocado.

Se retuerce la ropa, suelta un suspiro y tararea algo para sí mientras mueve su pie incómodo. Sus ojos vuelan hacia el hombre inconscientemente.

Un pelinegro de ojos oscuros y piel pálida ha estado presentándose en la tienda las últimas tres semanas y solo pide un café para irse a sentar a una de las mesas del rincón mientras revisa unos papeles. Jimin intenta no prestarle mucha atención siempre que viene e intenta seguir con lo suyo. Pero es curioso y ese hombre extraño sin querer se roba toda su atención.

"3 casos reportados hasta la fecha.."

Se escucha desde la vieja televisión a un costado de todos y el pelinegro del aura extraña levanta la cabeza casi al instante. No es que Jimin haya estado atento a cualquier cambio en ese chico, claro que no. Pasa que justo coincidió que sus ojos se toparon con su silueta en el momento exacto.

"Han pasado más de 5 meses e investigaciones sigue sin dar con su paradero"

- La policía es un asco - se oye decir a un cliente un poco molesto – Casi un año sin hacer nada. ¡Son una mierda de incompetentes! ¡Es ridículo que aun no sepan nada de ese maldito enfermo!

El dramatismo en su voz a Jimin le resulta embarazosa, pero no deja de aterrarle. Todo acerca del psicópata que andaba suelto le causaba estremecimiento.

- "J" – habla el extraño chico vestido de negro con una montaña de papeles en la mesa. Jimin lo mira mientras recoge sus papeles y los guarda de mala manera en un maletín viejo – se hace llamar "J".

Su voz era grave, profunda, molesta y apagada. Como si algo se hubiese muerto en ella. Sin embargo mantenía erguida una especie de autoridad que Jimin no supo distinguir muy bien si se trataba de ello o un intento de intimidación.

Y lo fuera o no, todos quedaron perplejos. Segundos después un silencio inundó el recinto mientras el pálido chico con marcadas sombras bajo los ojos abandonaba el lugar.

17:00 pm.

Taehyung está muy seguro que el nuevo profesor hablaba en otro idioma porque por mucho que intentó poner atención a su clase, no logró entender nada.

Ahora camina con las manos en los bolsillos de su saco rumbo a casa con mucho cuidado de no pisar las grietas de la acera porque su amigo Jimin le dijo que eran de mala suerte, y ya de por sí Taehyung tenía mala suerte.

Jimin era un tanto extraño, pero le agradaba y tenía razón la mayoría del tiempo.

Tarareando una canción improvisada por él mismo decide tomar otro camino. Un camino más largo, pero con mejor ambiente y no tanto vehículo.

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