Dieciocho

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Incluso si dices que es un sueño inútil, quédate así un poco más.

-House of cards.

19:30 pm.

Cuando Yoongi cierra la puerta de su apartamento siente los pies doler como si quemaran. Ha tenido que cruzar casi media ciudad caminando hasta donde Namjoon, su compañero, que le esperaba para hablar de trabajo y ahora estaba agotado.

Habría tomado un taxi sin pensárselo mucho si no hubiera sido porque se había bebido todo su dinero la noche anterior en el bar, y tampoco pudo usar su automóvil porque lo había dejado en casa a conciencia propia.

El sonido seco de la llave contra el mueble al costado de la entrada es todo lo que se oye en la habitación. Siempre era así. No había ruido familiar ni olor a comida recién preparada cuando llegaba a casa.

Camina pesadamente arrastrando un maletín hasta al sofá replanteándose la idea sobre continuar o no con su investigación. Casi al instante quita esas ideas de su mente. Claro que lo haría, lo había jurado por su hermano.

Cuando su pierna toca el reposabrazos del sofá, lanza el maletín al piso estampando su cara contra un pequeño cojín. Tarda unos segundos en notar que el maletín se ha abierto y ahora tiene todos los papeles que Namjoon le pidió que leyese esparcidos por el piso.

- Maldición... - susurra volteándose para tomar una de las copias.

El papel impreso con la imagen de un rompecabezas sin completar tambalea antes de volver a tocar el suelo.

Tenía mucho en que pensar y poco tiempo. La opinión pública era importante y estaba recibiendo mucha carga por ello.

El caso estaba difícil, y más cuando el asesino no dejaba más pistas que una pieza de rompecabezas. Eso para Yoongi solo significaba dos cosas: uno, que el asesino era un egocéntrico; o dos, que el asesino quería ser encontrado.

Pero, ¿qué asesino querría ser encontrado? Era estúpido pensar que quiere delatarse él mismo.

De repente se siente sofocado. El oxígeno en la sala no es agradable, así que se levanta haciendo el ademán de recoger el desastre en el piso. Una pequeña llave cae de su bolsillo cuando se agacha para tomar el maletín y toma asiento cogiendo el pequeño objeto.

Se pasa la mano libre por el rostro cuando recuerda lo idiota que había actuado la noche anterior jugueteando como un niño pequeño y hablando incoherencias mientras Jimin parecía bastante divertido con su penosa actuación.

Siente que su vergüenza se duplica al recordar su idiota pregunta sobre el llavero preguntando si la ''L'' era de lindo. Sí, le había dicho lindo al rubio indirectamente.

Jimin sonrió desapareciendo los ojos, algo extremadamente tierno para el gusto del pelinegro, y respondió que era la inicial de su nombre además un regalo de su mejor amigo.

- J... - murmura más ronco de lo normal observando el objeto.

De repente el hecho de que Jimin apareciese en su vida siendo tan entrometido le causa sospechas. Eso, sumado a su inicial y sus preguntas constantes le llaman la atención. Quizá estaba siendo paranoico, pero tenía sentido. Así que aprieta el llavero de madera entre sus dedos y sale de su casa en dirección al edificio de Jimin.

Esto tenía que tratarse de una broma.

20:00 pm.

El motor del mercedes negro de Yoongi se detiene al fin luego de cruzar casi media ciudad. El departamento del pelinegro se encontraba bastante alejado del de Jimin, pues vivía en Icheon, lo que le tomó bastante tiempo llegar además de hacer una parada en la tienda para comprar cigarrillos.

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