Treinta y uno

1.3K 218 71
                                    

No sé si esto es el océano o el desierto,
Esperanza o desesperación,
REAL o FALSO.

-Sea.

14:29 pm.

El sonido de la puerta de la entrada abrirse lo saca de su ensoñación y de algunos de los recuerdos que lo atormentaban.

- ¿Jimin? – le llama su mejor amigo desde lo que parecía ser la cocina – ¿Estás en casa?

Desde que le había dado una copia de sus llaves para que no le rompiese el timbre otra vez, Tae entraba a su casa tan repentinamente que veces le daba unos buenos sustos.

- Taehyung... – susurra desde el piso del baño. Sus ojos rojos e hinchados no le permitían ver con detenimiento y no tenía los ánimos suficientes como para recibir a su amigo en esos momentos.

- Jimin – le llama Tae nuevamente, esta vez desde un lugar más cercano – ¿Estás tomando una ducha?

Jimin no responde. Permanece inmóvil sentado desnudo sobre la fría cerámica con los ojos fijos en el diseño de los azulejos intentando acallar las miles de voces que rebotan en su cabeza y lo terminan mareando. Estaba enloqueciendo.

En su espalda, el frío chorro de agua golpea fuerte contra sus trapecios produciéndole una sensación de cosquilleo no muy agradable.

- ¿Estás ahí? – Taehyung golpea la puerta del baño haciendo que Jimin ni se inmutase. Estaba tan perdido en sus pensamientos que ya ni siquiera recordaba estar tomando una ducha.

Su mente estaba jugando con él otra vez. Se había mantenido firme tanto tiempo llevando una vida completamente normal como trabajador de una cafetería que le asustaba pensar volver a caer en lo mismo, en aquello que le costó tanto tiempo salir.

Quizá no se notaba mucho, pero se esforzaba terriblemente para no rendirse ante las voces que sonaban dentro de su cabeza. Aquellas voces que últimamente le estaban ganando.

Quince minutos pasaron volando de repente y Tae ya no pudo más con la impaciencia de no recibir respuesta alguna – ¿Jimin estás bien? ¿Por qué no respondes?

Pero Jimin no estaba para nada bien, de hecho, su cuerpo comenzaba a moverse con repetición como si estuviera meciéndose. Ya era demasiado tarde, su mente lo había transportado a otro lugar, a un lugar completamente oscuro y frío que no dejaba de repetirse en uno y cada uno de sus sueños.

¿Qué hago acá? – se preguntó mirando hacia todos lados. Se sentía perdido y aterrado – Quiero volver a casa...

En una noche llena de tinieblas y oscuridad intensa, Jimin caminó aventurándose en el silencioso bosque que parecía no tener fin. Sentía los pies adoloridos por el espeso frío hundiéndose en el sucio lodo sin rumbo alguno, quería llorar.

Estaba perdiendo la guerra contra él mismo.

- Es solo una pesadilla – se dijo cerrando los ojos oyendo el sonido de agua correr a lo lejos – Una pesadilla.

- Jimin – le susurró una voz desde algún lugar desconocido.

Odiaba los susurros, desde pequeño oía susurros que venían a él como una inspiración divina, como una revelación. Pero ésta solo le traía malas noticias.

- Jimin – volvió a llamarle al mismo tiempo en que una mano rozó su espalda – Estoy aquí.

Envuelto en pánico, Jimin volteó con los ojos llorosos – ¿Quién eres tú...? – preguntó al chico parado frente a él.

INVENIET | KOOKV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora