INVENIET | KOOKV

Cuarenta y ocho

Nada dura para siempre.
Solo vives una vez.

-Intro: O!RUL8,2?

22:22 pm.

En el momento que el hombre de canas y abrigo negro tira el filtro del cigarrillo acabado al piso, Yoongi cambia su escondite desde las plantas hasta la barandilla. La casa es vieja, por lo que las tablas sueltan un leve rechinar cuando se mueve.

El señor Jung mira la entrada trasera al oír el gruñido, pero luego gira su vista hasta el otro lado buscando un lugar donde sentarse. Yoongi puede verlo perfectamente a través de uno de los agujeros de la baranda hasta que toma asiento a las orillas de unas flores secas y con ambas manos se toma la cabeza como si le fuera a explotar en cualquier momento.

Aprovecha ese momento para abrir la puerta y colarse en la casa. La cocina está vacía y limpia. Ni rastros de Hoseok que parece no encontrarse en la primera planta.

La casa es grande y huele a encerrado. Como si ninguna ventana hubiese sido abierta en un largo tiempo, algo que la primera vez que había entrado en ella no ha notado.

A pasos suaves con cuidado de no hacer sonar el piso, Yoongi se cuela en el salón. No hay nadie, pero está todo patas arriba. El salón es un desastre. Hay muebles tirados por todos lados y objetos rotos en el piso.

- Dijiste que no le harías daño – oye una voz acercarse desde una de las habitaciones – Me mentiste... ¿Oh, de verdad? No recuerdo haber dicho semejante estupidez.

Hoseok hablaba sólo, Yoongi puede verlo desde su escondite tras uno de los muebles tirados al lado de las escaleras – ¿Por qué tienes eso? – se pregunta a sí mismo observando el encendedor en sus manos – Ahora que tu asqueroso padre es culpable... No es mi padre. Como sea. Ahora que ese puto viejo de mierda es culpable puedo hacer lo que se me plazca con esos dos... ¿Cómo sabes que aceptara la culpa? Todavía puede culparnos... Yo no he hecho nada malo, soy una buena persona. Estás en mi cuerpo, lo que haga yo te concierne.

Hoseok camina hasta la cocina seguido por Yoongi escondido ahora tras uno de los sofás de las esquinas – Es mi cuerpo, no el tuyo. Y según tus palabras entonces tú también abusaste de Taehyung, ¡claro que no! ¡¿por quién me tomas?! Eres igual que Seong, ambos me dan asco. No empieces con tus mierdas Hoseok o con esto – ruge tomando uno de los cuchillos de la cocina – Te haré mierda el brazo. No, no, no, lo siento... no quise molestarte J, solo... solo deja a Taehyung en paz... con Jimin has lo que quieras.

El pelirrojo vuelve a dejar el cuchillo sobre la mesa y con fuerza mueve la nevera para abrir la puerta tras ella – Que gracioso que lo digas porque tenía pensado un par de cosas para divertirme con él antes de matarlo.

En cuanto Hoseok desaparece entre los escalones que bajaban hacia un lugar desconocido, Yoongi se acerca comenzando a sudar. Jimin estaba allí abajo.

Echando un vistazo a la oscuridad profunda que lo invita a bajar, Yoongi toma el cuchillo sobre la mesa y dirige sus pasos hasta los escalones. Los dos primeros que baja son con lentitud, pero cuando nota que se trata de cemento los baja con un poco más de rapidez ya que no sonaban como los tablones de toda la casa.

Una vez abajo no logra ver nada salvo un pasillo mal iluminado – ¡Vaya! – oye al pelirrojo hablar desde algún lugar. No tenía idea dónde diablos estaba, pero lo escuchaba cerca. Su voz chillona cada vez que gritaba hacía eco por todas partes – Me voy un par de minutos y ya empiezan con su mariconería.

Yoongi da un par de pasos hasta tropezar con un agujero en el piso lleno de agua, o bueno, lo que parecía ser agua. Cuando se repone rápidamente toca su calzado para comprobar que realmente se tratase de agua, pero cuando lo nota algo viscoso descarta la idea completamente. Esa cosa no era agua, pero no lo sabía hasta que tuviera algo de luz, lo que parecía ser demasiado porque allí abajo no había otra cosa más que oscuridad absoluta.