INVENIET | KOOKV

Siete

Nuestros corazones están conectados,
Siempre contigo.

-For you.

18:00 pm.

Con una vara en la mano recogida de entre unos arbustos, Tae camina pasándola de barrote en barrote hasta que un perro comienza a ladrarle y del susto la tira a la mierda.

Desde el día anterior su mente no dejaba de pensar en la mirada de su amigo, y ya que Jimin no había tenido una vida muy común con la oportunidad de descubrir nuevos sentimientos, no sabía qué pensar.

Era la misma mirada que tenía la señora Kim cuando veía a su padre.

No quería ser un paranoico ni mentiroso consigo mismo, pero si Jimin llegase a sentir algo por ese chico del puente no podría evitar sentirse un poco mal.

Cuando Taehyung llega al puesto que reconoce a la perfección, ya está casi oscuro. Está a punto de devolverse hasta que ve una silueta moverse con lentitud arrastrando unas cajas.

- ¿Señor Jung? – pregunta caminando hacia el hombre.

- ¡Taetae! – el canoso deja una caja en el piso para girarse a verle. Luego lleva una mano al bolsillo y saca un pañuelo para secarse el sudor de la frente – no esperaba verte hoy.

El mayor se acerca para darle un abrazo y Taehyung agradece su cálido gesto correspondiéndole, pues de alguna manera le trae recuerdos de su padre. Estaba gustoso de conocerle.

- Yo tampoco, pero pasaba por aquí y quise saludarlo.

- Taehyung, si vienes por las galletas te aviso desde ya que me las he acabado todas – ríe el contrario para seguir con su trabajo  metiendo las cajas dentro del pequeño puesto de artesanías.

El chico ríe y se acerca para ayudarle en su trabajo tomando una caja, y ya cuando terminan, el señor Jung cierra la puerta para poner un candado.

- Listo – resopla el artesano – Muchas gracias, hijo. Siempre eres de ayuda.

Taehyung con una sonrisa dice – No es nada, me gusta pasar tiempo con usted.

El hombre le mira un momento y pone una de sus grandes manos en su hombro. Los pocos días que llevaba conociendo al moreno había estado observando su comportamiento, no había duda, era igual a él.

Salvo por ese pequeño detalle que se llevaría hasta la tumba.

- ¿Qué tienes?

- Nada – dice Tae – ¿Por qué?

- Porque con el poco tiempo que llevo conociéndote aprendí a leerte, muchacho ¿Hay algo que te molesta?

Su tono de voz pasó de ser ronca a suave y cálida como la de un padre preocupado.

Ante el silencio del chico, el hombre suspira y hace un gesto con su mano derecha – Sentémonos un momento.

Un par de mujeres terminan barrer la calle rodeada de los pintorescos puestos y otras ordenan sus cachivaches antes de volver a casa. Taehyung las observa cuando junto al mayor caminan hasta una de las bancas de cemento que se encuentran bajo un árbol.

- Seong siempre fue un chico cerrado, pero muy abierto de mente – el canoso observa las hojas de los árboles moverse con el viento – a su madre nunca solía contarle sus pensamientos o lo que le atormentaba, no tenía muchos amigos por su forma de pensar y el más cercano a él siempre he sido yo. Quizá porque nunca lo juzgué.

Taehyung asiente comprendiendo que hablaba de su hijo, el chico de la fotografía con la muy linda sonrisa.

- Cuando entró a preparatoria algo comenzó a cambiar en él... no supe muy bien qué era hasta que fue demasiado tarde, y yo supongo que sucedió porque se sentía solo. Con el tiempo Seong comenzó a enfermarse, guardando y guardando más cosas en su interior. Llegó un punto donde no pudo aguantarlo más y explotó. No es muy lindo lo que sucede entonces, Taehyung, pero a lo que quiero llegar es que si tienes con quien abrirte y contar tus problemas te haces un bien a ti y a los que te rodean.