INVENIET | KOOKV

Treinta y cinco

En la anterior vida, quizás en la próxima también, estaremos juntos por siempre.

-DNA.

21:30 pm.

El lugar está fétido como si algo se estuviera descomponiendo allí.

Con la pequeña luz del móvil, Taehyung camina con cuidado de no tropezar con alguna roca hasta llegar al lugar donde Jungkook suele esconderse y pasar las tardes. La zona huele muy mal, tanto que el chico siente nauseas.

- Kookye... – pucherea limpiándose una cuantas lágrimas del rostro en vano pues la lluvia le mojaba la cara de todas formas – Lo siento...

Al esquivar unas espinas le pareció ver una sombra que se movió entre los árboles, aterrándolo inmediatamente. El lugar no lo sentía ni parecido a cuando estaba con Jeon. De noche era aterrador.

Taehyung ya no sabe si llora de miedo o pena.

Todo a su alrededor era oscuridad, aterradora y temible oscuridad.

El chillido de un pájaro lo sobresalta y pierde el equilibrio al rodear unas malezas. Tae está empapado, sus pantalones están bañados en lodo al igual que el costado derecho de su suéter – ¿Jungkook estás ahí? – le pregunta al viento, pues el nombrado no estaba en la zona.

Toma aire apoyado en el tronco del olivo que Jungkook tanto odiaba, el aire era pesado y opresivo, como si hubiese algún animal muerto por el lugar o algún árbol pudriéndose.

Kim no podía dejar de temblar, estaba asustado y tenía frío. Estaba empapado, así que no pasa mucho tiempo hasta que da media vuelta y echa a correr a duras penas de vuelta a la ciudad con el corazón a punto de salírsele por la boca.

◑

22:17 pm.

Todo su cuerpo tiritaba como si fuera una gelatina. Moría de frío y caminaba a pasos cortos porque sus piernas no respondían de manera correcta por lo mismo.

El edificio donde vive Jungkook estaba a menos de una cuadra. Tae apenas podía hablar. Estaba entumecido.

Ya cuando ha subido las escaleras hasta el piso de su novio porque no quería ensuciar el ascensor, sigue sintiendo más miedo que frío. El edificio estaba oscuro y daba el aspecto de estar prácticamente vacío.

Las veces que ha ido siempre hay personas rondando el lugar, pero esta vez está tan desolado que parece que nadie viviera allí. 

Frente a la puerta del azabache no tiene ni puta idea por donde empezar. Básicamente estuvo en la cafetería escuchando las penas de su amigo hasta que éste sin su permiso le besó. No fue más que eso, un error y un mal entendido.

Carraspea un poco intentado hacer volver su voz a la garganta, pero cuando oye un agudo sonido nacido del nudo formado apenas había visto esos ojos oscuros mirarle con decepción, cree que es momento de tranquilizarse un poco. Estaba ahogándose.

Con la mano temblando da tres golpeteos a la dura puerta de madera que tiene al frente y espera impaciente diez largos segundos antes que alguien la abriese.

Decepción. Ve perfectamente como se avecina tras esos ojos oscuros que le dejaban sin habla, también ve como la confusión se agita y se hunde con la ira generando una fuerte tormenta, una aun peor que la que había afuera.

Tae observa las ropas del pelinegro. Estaba vestido como el primer día que lo vio, excepto por la bonita chamarra amarilla que seguramente se habría quitado al llegar a casa.