Cuarenta y cuatro

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Estamos caminando por este abismo.
Hay una ligera luz por allí,
espero que vayamos hacia el paraíso.

- Love maze.

15:40 pm.

Los días siguientes son lentos. Namjoon se había encargado de ordenarle a unos colegas vigilar la casa de Hoseok discretamente y a otro par vigilar sus andanzas; Aunque tuvieran pocas sospechas del muchacho en sí, no había absolutamente nada que lo inculpase o les hiciera sospechar más de lo que ya lo hacía. La vida de Hoseok no era otra más que ir al café, luego a su casa, y los fines de semana se pasaba por las competencias de bailes callejeros. Nada fuera de lo normal.

Jimin había vuelto al trabajo luego de una feroz regañada y ahora estaba más atento de los actos de su pelirrojo amigo. Hoseok no actuaba extraño ni nada parecido al ojo de los demás, pero sí para Jimin. Había momentos en los que su aura irradiaba felicidad y amor, y también otros donde se volvía negra como el ébano.

El rubio había puesto al detective al tanto de sus cambios, pero parte de él tampoco quería preocuparlo demasiado sabiendo que se trataba de su caso. No era que estuviera escondiéndole cosas, sino que no quería preocuparlo en demasía.

Ya habían pasado cinco días desde la última vez que lo había visto.

Yoongi había estado, además de concentrado en su trabajo, bastante más deprimido. Su familia estaba en Daegu todavía y al parecer eso lo deprimía aun más. 

¿Y cómo no estarlo después de ver el cuerpo de tu hermano descompuesto sobre unas malezas?

- Jimin – oye a alguien hablarle a sus espaldas, quizá con la intención de regañarlo por su falta de atención en el trabajo.

Jimin se gira hacia la voz y suspira – Hoseok, dime.

- Hablé con el jefe, si quieres tomarte el día libre está bien, yo puedo reemplazarte.

¿Cómo podía desconfiar de una persona así de amable?

Jimin observa su aura, parece sincera y amable como realmente estaba mostrándose al exterior – No hace falta, pero gracias de todos modos.

El pelirrojo posa una de sus manos sobre su hombro antes de marcharse – Estoy seguro de que aparecerá pronto, ten fe.

El rubio asiente tragando con dificultad. No quería echarse a llorar en medio del trabajo, otra vez – Sí – dice forzando una sonrisa para volver al trabajo – Aparecerá.

22:00 pm.

- Hyung – exclama sorprendido de ver al chico de pie afuera del local. No veía a Yoongi desde hace un par de días y aunque estuviese preocupado por él, no quería molestarlo porque sabía que estaba pasando por momentos muy difíciles junto a su familia. Lo que Jimin no sabía era que el detective había pasado todo su luto solo encerrándose en sí mismo a tal punto de querer desaparecer – ¿Qué hace aquí?

Una fresca brisa le acaricia la cara cuando apenas hay gente en la calle. Yoongi luce demacrado, sin embargo, se veía atractivo de todas formas.

- No lo sé – responde el mayor con las manos metidas en los bolsillos de su saco – Supongo que tenía que verte.

Últimamente Yoongi se sentía terriblemente sólo. Oficialmente había perdido a su hermano menor y junto a él gran parte de su corazón. Se sentía pequeño por primera vez en su vida. La impotencia estaba firmemente estancada en su pecho sin señales de querer salir.

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