INVENIET | KOOKV

Veinticuatro

El sonido de algo rompiéndose,
estoy despierto del sueño.

-Singularity.

19:25 pm.

Qué agradable era caminar descalzo por la arena sin que te ardieran los pies por el sol, o al menos eso pensaba Taehyung porque sentía sus pies quemar con cada paso. La brisa marina también hacía su magia mejorando la tarde y el sonido de las olas estrellarse contra las rocas era relajante. Tae sentía que flotaba como si estuviera soñando despierto.

Jungkook lo había encaminado hasta un lugar donde ya ni quedaba gente merodeando y no se oía ningún ruido salvo el mar. El sol comenzaba a desaparecer coloreando el cielo de tonos rosas tan preciosos que merecían una fotografía, pero Tae no la tomaría. Por primera vez le era mucho más encantador disfrutar el paisaje sin usar su cámara.

- Taehyung las personas aquí son algo... – Jungkook tiene la mirada fija en el calzado que colgaba de su mano derecha – Cómo decirlo...

- ¿Observadoras?

- Mierdas.

- De esas hay en todos lados – explica Tae con fingida sonrisa.

El chico a su lado imita su gesto pasando sus zapatos a la mano contraria. Con la derecha libre, ahora camina en silencio con la pretensión de tomar la del contrario, pero no lo hace, aunque su meñique no dejaba de estirarse para alcanzarla. Tae estaba ahí acompañándolo en una dura decisión por recuperar el contacto con su madre, no para pasar ratos incómodos debido a su enamoradizo corazón.

- ¿Sabes...? – Taehyung pasa sus largos dedos por la mano indecisa de Jeon para agarrarla con fuerza – Creo que ya me hago una idea de lo que tuviste que vivir estando aquí.

Definitivamente Tae le hizo sentir un bobo infantil.

- Es peor cuando se trata de tu propia familia – suspira algo nervioso – Yo también me hago una idea ahora del porqué Jimin se fue. Daegu ha sido mucho más un hogar para mí que esta ciudad de mierda.

Taehyung quiere decirle que está equivocado, que Jimin no se fue por sentirse señalado con el dedo por sus gustos sexuales sino que por otras razones, pero guarda silencio. Eso es un asunto netamente de Jimin y él no debe hablar de eso sin su permiso. Jin se lo había advertido varias veces.

Casi media hora después hacen un descanso sobre una gran roca a la orilla del mar. Jungkook no dejaba de quejarse sobre que le dolían los pies y Tae no se opuso a nada porque amaba oír el mar mientras le comentaba alguna historia o simplemente se regalaban miradas sigilosas llenas de amor. Aunque el menor no dejaba de hacer paradas repentinas todo el tiempo.

Jungkook mentía. No estaba cansado, estaba nervioso.

Las pequeñas gotas saladas pegaban suavemente en el rostro de los chicos cuando las olas chocaban con la roca en la que se encontraban. Era refrescante, aunque solamente Tae sentía que eran suaves caricias del mar porque Jungkook sentía que eran un golpe.

- Es reconfortante estar aquí – dice el castaño viendo una gaviota revolotear por el horizonte. Estaba atardeciendo muy rápido.

Por otro lado, Kook suspira pesadamente con una presión inmensa en el pecho. Ha estado conteniendo los nervios la mayor parte del día – Quisiera decir lo mismo.

- No seas negativo.

- Lo presiento – declara – Haber venido hasta acá fue una pérdida de tiempo.

- No digas eso cuando ni siquiera has visto a tu madre.

- El último recuerdo que tengo de nuestra última charla es tan doloso y sus palabras fueron tan firmes que no creo que en tres años haya cambiado de idea – suspira – Ni ella, ni mi hermano, ni mi hermanastro.