Diez

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Tienes lo mejor de mí, tienes lo mejor de mí,
no importa si es un sueño o la realidad,
mientras estés a mi lado.

-Best of me.

09:30 am.

El viernes por la mañana Jimin está muy envuelto en su bufanda de lana gris porque corre un viento que le cala hasta los huesos y su abrigo no es lo suficientemente largo como para taparle todo el cuerpo como él quisiera.

El sol está escondido tras las nubes pero pareciera que fuera a salir en cualquier momento, así que luego de orar al lado de la familia Kim, pide al cielo que salga el sol.

La señora Kim acomoda unas últimas flores sobre la tumba de su difunto esposo y susurra algo en voz baja mientras sus hijos permanecen callados de pie. Los ojos del rubio se pasean entre las demás tumbas coloreadas de varias flores y algunas más marchitas que las otras. Para los demás todo está vacío y silencioso, excepto para Jimin. Nadie puede verlo, pero el lugar está lleno.

- Yoongi Hyung – susurra obteniendo una mirada curiosa de Tae. El sombrío chico de la cafetería estaba allí a unos metros de distancia.

Jimin no quita los ojos del pelinegro. En un momento éste se arrodilla y pasa su mano por el nombre de la persona sepultada bajo sus pies, luego se levanta y permanece así un buen rato. Su aura ha cambiado nuevamente.

- Jimin, vamos.

La señora Kim y SeokJin ya están camino a la salida, pero el nombrado está demasiado ocupado preguntándose a quién habrá ido a visitar el detective.

- Ahora te alcanzo – avisa.

Tae asiente girándose para desaparecer en una curva. El día estaba siendo extraño para él, especialmente porque todo estaba siendo demasiado ruidoso. No entendía por qué había tanta gente amontonada en el cementerio de repente. 

''Que irrespetuosos'', pensaba en lo que volvía con su madre.

Por otro lado Jimin, con un poco de frío, espera de pie a que el pelinegro se aleje. Lo comía vivo la necesidad de saber el motivo de su visita, así que pasado unos minutos, resopla satisfecho observando a Yoongi desaparecer por el caminillo guiado hasta la salida.

Ignorando a las personas que llaman por él, Jimin se enfoca en el sonidillo de la grada estrujandose con cada pisada que da hasta la tumba donde el chico había dejado reposar una rosa blanca. Quizá estaba siendo grosero al invadir su privacidad de esa manera, pero algo dentro de él le gritaba, le martillaba la cabeza recordándole la necesidad de hacerlo.

Y en cuanto lee el nombre grabado sobre la lápida, el alma se le cae a los pies.

14:00 pm.

Por la tarde Jimin vuelve al trabajo y ya no se sorprende cuando ve cruzar la puerta a Min Yoongi. Pero hay algo que sí le sorprende, y es que esa gris aura que siempre carga encima ahora está más oscura que de costumbre. Y sabe lo que pasa, el chico está triste y no duda que sea por la visita al cementerio de esta mañana.

Yoongi camina entre las mesas y toma asiento en el sitio más apartado como de costumbre, sin embargo, no abre su maletín como todos los días. De hecho, el día de hoy no lo lleva consigo.

Con un café en sus manos, Jimin se acerca a la mesa vacía y lo deja sobre ésta – Cortesía de la casa.

Yoongi está más pálido de lo normal y se ve sumamente cansado como si no hubiera dormido en días. 

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