3. La Marca Tenebrosa

9.4K 987 568
                                    

-Se veían tan estúpidos babeando -se burló Hermione de sus mejores amigos cuando al llegar después del partido, se sentaron en el suelo en un rincón apartado y los padres de Dylan les ofrecieron chocolate caliente con malvaviscos.

Hermione se encontraba recostada contra Harry y este la rodeaba con un brazo mientras la castaña se burlaba. La Gryffindor deseó haber tenido una cámara para capturar sus expresiones de idiotas, pero se conformaba con burlarse de ellos.

-Eran bonitas -se excusó Harry.

Ron y Dylan asintieron de acuerdo.

-¿Y qué me dicen del a
Amago de Wronski que hizo Krum? ¡Fue espectacular! -exclamó Ron con una mirada soñadora.

-Oh, Viktor. Llévame en tu escoba para que podamos ver el amanecer juntos y besarnos hasta que nuestros labios... -Dylan se detuvo por una almohada que impactó directo en su rostro. Harry y Hermione reían y Ron se sonrojaba.

-Eres un idiota. ¡No me gusta Krum!

-Síguelo negando, Ron -murmuró Hermione.

-¡Sólo estás celosa porque nos quedábamos viendo a las Veelas!

-¿Celosa? Me reía de sus caras de idiotas más de lo normal.

-No somos idiotas -dijo Dylan con el ceño fruncido.

Alexander, que iba pasando junto a ellos en ese momento, le palmeó el hombro.

-Ni tú te lo crees, hijo.

Hermione les sonrió victoriosa y Dylan le sacó la lengua. Madurez.

Siguieron charlando un buen rato, y se unieron a los demás en una plática sobre el partido. Ron babeaba por Krum, los gemelos se burlaban de él y Hermione se reía de todos ahí por lo ocurrido con las Veelas. Era muy entrada la noche cuando Ginny cayó dormida en el hombro de Charlie y mandaron a todos a dormir.

Después de cambiarse Dylan se metió en la cama de abajo, dejando la superior para Harry. En cuanto tocó la almohada, cayó en un agradable sueño que necesitaba después de toda la emoción del día.

El castaño no creyó haber dormido nada cuando gritos y explosiones lo despertaron. Le tomó tiempo recordarse en donde estaba, y cuando se disponía a levantarse, el señor Weasley entraba en la tienda gritando.

-¡Dylan, Ron, Harry! ¡Es urgente, tienen que levantarse! -urgió con voz desesperada. Dylan se sentó en la cama con demasiada rapidez, tanto que se mareó. Sólo atinó a ponerse los zapatos, tomar su suéter y varita, para seguir al señor Weasley al exterior.

A la luz de los escasos fuegos que aún ardían, pudo ver a gente que corría hacia el bosque, huyendo de algo que se acercaba detrás, por el campo, algo que emitía extraños destellos de luz y hacía un ruido como de disparos de pistola. Llegaban hasta ellos abucheos escandalosos, carcajadas estridentes y gritos de borrachos. A continuación, apareció una fuerte luz de color verde que iluminó la escena.

A través del campo marchaba una multitud de magos, que iban muy apretados y se movían todos juntos apuntando hacia arriba con las varitas.

Por encima de ellos, en lo alto, flotando en medio del aire, había cuatro figuras que se debatían y contorsionaban adoptando formas grotescas. Era como si los magos enmascarados que iban por el campo fueran titiriteros y los que flotaban en el aire fueran sus marionetas, manejadas mediante hilos invisibles que surgían de las varitas. Dos de las figuras eran muy pequeñas. Al grupo se iban juntando otros magos, que reían y apuntaban también con sus varitas a las figuras del aire. La marcha de la multitud arrollaba las tiendas de campaña.

LOVE ME, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora