18. El idiota de Sirius

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Bueno, Dylan se retracta de lo dicho anteriormente, su vida sí que se podía volver más extraña aún.

Después del ataque de pánico en el ministerio, había estado demasiado avergonzado como para hablar directamente con Lucas. Cuando despertó, se llevó la enorme sorpresa de que sus padres habían dicho que Lucas podría quedarse con ellos, en lugar de que fuera al orfanato muggle.

No lo tomó a mal, sino lo contrario. Había estado tan aliviado de que Lucas no fuera ahí, (ni siquiera quería imaginar los horribles veranos que pasaría cuando no estuviera en Hogwarts). Habían acomodado la habitación de invitados para que se pusiera cómodo. El niño de doce años no hablaba para nada con ellos. Dylan lo entendía. No sería nada fácil alejar de su mente aquella horrorosa escena en los próximos días, o meses quizá. Todos le estaban dando su tiempo, después de todo, ellos eran extraños para él y no les tenía nada de confianza.

Se limitaba a encerrarse en su habitación, comer pequeñas porciones de comida, y por las noches se escuchaba su llanto, haciendo sentir mal a Dylan y a sus padres, pero lo entendían. De verdad que lo hacían.

Sus padres salían la mayoría del tiempo y volvían por la noche, aunque Dylan no sabía qué era lo que hacían para estar tanto tiempo fuera de casa. Llegaban agotados y aún así, hacían tiempo para pasarlo con Dylan y asegurarse de que Lucas estuviera bien. El castaño se los agradecía pero estaba preocupado por que no descansaran lo suficiente. Iban de aquí para allá todo el tiempo.

Dylan suspiró y acercándose a la puerta de Lucas, la tocó suavemente. No se escuchó nada dentro.

-¿Lucas? -preguntó Dylan vacilante. No quería molestar al niño, pero tampoco dejaría que muriera de hambre. Tomó la manija y la giró lentamente, abriendo la puerta. Se asomó un poco y lo encontró dormido, con sus ojos hinchados y rastros de lágrimas en su rostro. Dylan apretó los labios y cerró la puerta con cuidado.

Bajó de nuevo a la cocina y le sirvió un poco de comida que sus padres habían hecho la noche anterior. Subió de nuevo y adentrándose en la habitación, dejó el plato y vaso en la mesita de noche. Lo miró. Le preocupaba que Lucas no hiciera más que llorar y dormir, pero debía sanar y eso iba a requerir de bastante tiempo.

...

-Qué encantador -dijo Dylan al pasar la puerta.

-Es lo que hay.

Cuando sus padres dijeron la palabra "cuartel", se imaginaba una instalación de lujo con alta tecnología, personas de aquí a allá y decoración futurista, pero esto era completamente lo contrario. Se encontraban en un pasillo lleno de polvo y suciedad. La luz era escasa y aquellas cabezas de élfos domésticos le daban escalofríos.

-Ahora, no hagan ruido y avancen por aquí -dijo Alexander empujando a Dylan. Él resopló pero comenzó a caminar. Lucas se mostró vacilante, pero la sonrisa de aliento de Edward lo ayudó a avanzar. El lugar parecía uno de esos tétricos, típicos de las películas de terror. Dylan parpadeó al ver el paragüero con forma extraña. Cuando llegaron a  un área más grande e iluminada, pudo volver a respirar.

-¡Oh, ya llegaron! -exclamó una voz desde una habitación. Todos se giraron y pudieron observar como Molly Weasley salía de la cocina y les sonreía.- Dylan cariño, estás tan alto. Oh, tú debes de ser Lucas, ¿verdad?

El niño se removió incómodo y asintió forzosamente. Molly entendió que necesitaba su espacio, por lo que volvió a mirar a los demás.

-Ron y Hermione están en el piso de arriba, cariño -dijo dirigiéndose a Dylan. El castaño sintió su sonrisa crecer.

LOVE ME, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora