LOVE ME, harry potter

47. Fue bueno mientras duró

Dylan se levantó más temprano que los demás ese día, casi como siempre.

Suspiró y casi lloriquea al tener que separarse de Harry y la calidez de las mantas. Bostezó y pasando una mano por el cabello de su novio, se separó de él para ponerse de pie y arrastrarse hasta el baño. Acarició las orejas de White en el camino (que ahora dormía en la cama de Harry) y se adentró en este.

Se cepilló los dientes y se dio una ducha para alejar el sueño de su cuerpo. Calculó que tardó alrededor de veinte minutos cuando por fin salió del baño y encontró a Harry sentado en la cama y revolviéndose el cabello.

-Buenos días -murmuró Dylan. Harry lo miró con ojos entrecerrados pero sonrió.

-Hola.

Harry se puso de pie y avanzó torpemente hacia él, abrazándolo y besándolo. Dylan no pudo evitar la sonrisa tonta que se extendió por su rostro. En las mañanas, Harry siempre se ponía cariñoso y a Dylan le encantaba.

-Vamos, Haz. Tienes un partido que ganar -murmuró Dylan. Harry suspiró pero se separó de él, acarició a White y se internó en el baño.

Cuando Harry estuvo cambiado, y Ron despierto (lo más despierto que el pelirrojo podría estar), bajaron a la Sala Común, y al no ver señales de Hermione, decidieron mejor ir directo al Gran Comedor, para ver si Ron lograba distraerse.

La abigarrada mesa de Gryffindor, que se veía como una masa compacta roja y dorada, prorrumpió en aplausos cuando Ron y Harry entraron. El azabache sosteniendo la mano de Dylan.

Ron compuso una mueca y meneó la cabeza.

-¡Ánimo, Ron! -gritó Lavender-. ¡Sé que vas a jugar muy bien!

-Soy yo quien debe darle ánimos a mi novio, gracias -dijo con irritación Ben sentándose al lado de su novio. Hermione rió por lo bajo sacando su rostro del libro y saludándolos con una sonrisa.

-¿Dónde lo conseguiste? -preguntó Dylan mirando el hoodie de su mejor amiga. Era rojo Gryffindor, y al frente llevaba sus letras y en la parte de atrás, decía Potter y un poco más abajo Weasley.

-Olivia lo hizo -dijo ella con una sonrisa mientras tomaba una tostada y la untaba con mermelada- no tenía nada más para mostrar apoyo y ella llegó con la solución.

-Yo prefiero el de Harry. Huele a él -dijo Dylan sin pensarlo. Hermione lo miró burlona y el azabache sonrió alagado. Era una bonita sensación ver a su novio con su suéter y el apellido Potter en la parte trasera.

-El de Ron me queda grande -suspiró Ben demostrándolo, alzando sus brazos para enseñar el suéter- pero sí, huele a él y eso es mejor.

-Si no estuviera a punto de vomitar, te besaría -murmuró Ron mirando con desgana el desayuno. Harry resopló.

-¿Te sirvo té? ¿Jugo de calabaza? -preguntó.

-Lo que quieras -murmuró Ron con desgana mordisqueando la tostada que tenía en la mano. Ben se recargó en su hombro y le susurró algo.

-Muy bien -contestó Harry, que en ese momento intentaba hacerle beber un vaso de zumo de calabaza a su amigo-. Venga, bébete esto.

A regañadientes, Ron cogió el vaso y le dio un sorbo.

-¿Harry? -inquirió Hermione con el ceño fruncido- ¿qué le pusiste en la bebida?

Dylan se extrañó y los miró.

-No sé de qué hablas -mintió Harry guardándose la botellita en su bolsillo. Ben parpadeó y Ron tomó lo que restaba de su jugo de calabaza de golpe.