23. Billie Jean

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Los cuatro se habían refugiado en los dormitorios de chicos de Gryffindor después de la cena. Ron estaba en su propia cama com cara de concentración mientras intentaba comenzar su ensayo.

Dylan estaba en su cama, boca arriba, con los ojos cerrados. Sólo era el primer día y ya odiaba todo.

Harry y Hermione hablaban en voz baja en la cama del azabache. Se habían recostado uno junto al otro para que los otros dos no los escucharan.

-Tienes que seguir intentándolo -susurró Hermione. Harry suspiró, frustrado.

-Creí que todo estaba bien. Cuando fuimos a comer y en la estación.. -murmuró.

-Sabes que es muy testarudo -replicó Hermione. Harry miró por encima del hombro a Dylan, y sonrió inconscientemente- por lo menos tú ya lo aceptaste. Tardaste demasiado.

Harry puso cara de ofendido que hizo reír a Hermione.

-Sé mi almohada -pidió ella recargándose en el hombro de Harry. Este rodó los ojos pero la dejó recargarse en él. La rodeó con sus brazos y se permitió relajarse.

-¿Qué diría Hassler? -murmuró Harry divertido.

-Sabe que eres tan gay como Freddie Mercury -bromeó Hermione. Harry rió.

-Escuché el otro día que el sueño de toda chica es tener un mejor amigo gay -murmuró Harry.

-Yo tengo dos -se mofó Hermione- soy la envidia de todas.

Harry negó divertido.

-¿De qué hablan ustedes dos? -preguntó Ron. Harry se giró para mirarlo.

-De chicos.

-¿Qué? -inquirió Dylan quitando el brazo que estaba sobre su rostro y mirándolos.

-De chicos -repitió Harry divertido- Hermione hablaba de Hassler. Yo le decía que Justin de Hufflepuff era lindo.

-¿Fletchley te parece lindo? -inquirió Dylan con el ceño fruncido.

-Algo -se encogió de hombros Harry. Dylan lo miró con ojos entrecerrados.

El azabache se giró con una mirada de triunfo. Ron y Hermione contenían las risas.

...

Dylan creía que aquel recordatorio de los TIMOS quedaría grabado en su cabeza de por vida. No había clase en la que no les repitieran lo mismo. Como justo ahora que la profesora McGonagall les recordaba.

-Piensen que no aprobarán los TIMOS -les advirtió la profesora McGonagall con gravedad- sin unas buenas dosis de aplicación, práctica y estudio. No veo ningún motivo por el que algún alumno de esta clase no apruebe el TIMO de Transformaciones, siempre que se apliquen en sus estudios. -Neville hizo un ruidito de incredulidad-. Sí, tú también, Longbottom -agregó la profesora-. No tengo queja de tu trabajo; lo único que tienes que corregir es esa falta de confianza en ti mismo. Por lo tanto... hoy vamos a empezar con los hechizos desvanecedores. Aunque son más fáciles que los hechizos comparecedores, que no suelen abordarse hasta el año de los ÉXTASIS, se consideran uno de los aspectos más difíciles de la magia, cuyo dominio tendrán que demostrar en sus TIMOS.

Dylan había comseguido desvanecer su caracol como al sexto intento. Harry sólo hizo que se viera traslúcido y el de Ron no presentó ningún cambio.

El día se había puesto frío y ventoso, y mientras descendían por el empinado jardín hacia la cabaña de Hagrid, situada al borde del Bosque Prohibido, notaron que algunas gotas de lluvia les caían en la cara. La profesora Grubbly-Plank esperaba de pie a los alumnos a unos diez metros de la puerta de la cabaña de Hagrid, detrás de una larga mesa de caballete cubierta de ramitas.

LOVE ME, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora