10. La primera prueba

6.3K 885 409
                                    


-Harry, concéntrate -pidió Hermione con voz cansada. Era la una de la mañana. Practicaban el encantamiento accio que Harry tenía que perfeccionar para la prueba.

-Eso intento -se quejó con voz cansada. Se veía abatido y terriblemente cansado. Inspiró hondo y decidió concentrarse.

A las dos en punto de la madrugada, Harry se hallaba junto a la chimenea rodeado de montones de cosas: libros, plumas, varias sillas volcadas, un juego viejo de gobstones, y Trevor, el sapo de Neville. Sólo en la última hora le había cogido el truco al encantamiento convocador.

-Eso está mejor, Harry, eso está mucho mejor -aprobó Hermione, exhausta pero muy satisfecha.

-Bueno, ahora ya sabes qué tienes que hacer la próxima vez que no sea capaz de aprender un encantamiento -dijo Harry, tirándole a Dylan un diccionario de runas para repetir el encantamiento-: amenazarme con un dragón. Bien... -Volvió a levantar la varita-. ¡Accio diccionario!

El pesado volumen se escapó de las manos de Dylan, atravesó la sala y llegó hasta donde Harry pudo atraparlo. El castaño rió cansado.

-Ya lo dominas, Harry -celebró Hermione.

-Espero que funcione mañana -repuso Harry-. La Saeta de Fuego estará mucho más lejos que todas estas cosas: estará en el castillo, y yo, en los terrenos allá abajo.

-Y aquí tenemos a la viva representación del pesimismo -dijo Dylan- saluda, Harry.

El azabache rodó los ojos y le dio un empujón sin ganas.

-Lo harás bien, Potter -le dijo palmeándole la espalda. Hermione les sonrió y abrazó a cada uno.

-Vayan a dormir. Mañana va a ser un día complicado -les sugirió mientras les sonreía cansadamente. Se despidió de ellos y subió a los dormitorios de las chicas. Dylan se dejó caer en el sofá, tallándose el rostro.

-Gracias por ayudarme -murmuró Harry sin verlo. La emoción de la práctica había pasado y, desde que Ron les había hecho aquel comentario, todo estaba algo tenso entre los dos.

Dylan negó.

-No es nada. Para algo están los mejores amigos? ¿no?

El castaño no notó la mueca de decepción que surcó el rostro de Harry. Aunque Harry aún no aceptara completamente el sentirse atraído hacia los chicos, sentía que algo se destruía dentro de él cuando Dylan le recordaba que eran mejores amigos.

-Te van a crecer raíces si sigues de pie -dijo Dylan. Harry suspiró y se sentó a su lado, manteniendo una distancia prudente. Imitó la posición de Dylan, recargando la cabeza en el respaldo. Sólo se escuchaban las respiraciones de ambos y el crepitar de las llamas en la chimenea. Harry cerró fuertemente los ojos, meditando si debía decírselo o no. Al final, suspiró.

-Diggory me preguntó por ti -murmuró Harry con un hilo de voz. Dylan frunció el ceño y giró su rostro sin abandonar su posición. Harry miraba hacia el techo.

-¿Por qué preguntaría por mi?

Observó como Harry tragaba. Se quedó en silencio unos momentos. Él lo esperó pacientemente.

-Él... -carraspeó sin atreverse a mirarlo- me preguntó si sabía si.. salías con alguien.

Dylan sintió sus mejillas calentarse un poco y se mordió el labio.

-Gracias, hablaré con él -murmuró. Harry asintió torpemente. Se quedaron otro par de minutos en silencio, cada quien en su mundo. Escucharon un maullido que los hizo sobresaltarse. White bajaba por las escaleras, aparentemente buscando a Dylan. Cuando los vio, corrió y se subió al sofá. Dylan le abrió sus brazos para que se acurrucara en ellos, pero la gata pasó de largo y se acercó a Harry.

LOVE ME, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora