LOVE ME, harry potter

14. Hassler y Hermione

Hermione miraba las lechuzas con impaciencia en el desayuno.

-Percy no habrá tenido tiempo de responder -dijo Ron-. Enviamos a Hedwig ayer.

-No, no es eso -repuso Hermione-. Me he suscrito a El Profeta: ya estoy harta de enterarme de las cosas por los de Slytherin.

-Buena idea -dijo Dylan comiendo de sus cereales- una lechuza viene hacia acá.

Una lechuza gris se posó frente a él, haciéndolo fruncir el ceño.

-¿Me buscas a mí? -preguntó Dylan a la lechuza que ululó. De repente, llegaron otras cinco a posarse frente a él. Dylan parpadeó aturdido. Tenía una masa de plumas frente a él.

-¿Qué mierda está pasando? -inquirió tomando una carta.

Deja en paz a Harry Potter, marica. No vaya a ser que se contagie por tu culpa.

-Qué encantador -dijo sarcástico arrojando la carta. Hermione frunció el ceño y tomó una.

-¡Son todas por el estilo! -dijo Hermione moelsta, abriendo una carta tras otra-. «Harry Potter puede llegar mucho más lejos que la gente como tú...» «Te mereces que te escalden en aceite hirviendo... » ¡Ay!

Acababa de abrir el último sobre, y un líquido verde amarillento con un olor a gasolina muy fuerte se le derramó en las manos, que empezaron a llenarse de granos amarillos.

-¡Pus de bubotubérculo sin diluir! -dijo Ron, cogiendo con cautela el sobre y oliéndolo.

Con lágrimas en los ojos, Hermione intentaba limpiarse las manos con una servilleta, pero tenía ya los dedos tan llenos de dolorosas úlceras que parecía que se hubiera puesto un par de guantes gruesos y nudosos.

-Vamos a la enfermería -dijo Dylan rápidamente y agitando su varita desapareció los sobres. Se colgó el bolso de Hermione y la empujó suavemente por la espalda para que caminara, ya que no podía ver bien por las lágrimas en sus ojos.

-Lo siento, Mione -se disculpó Dylan acariciando su espalda. Ella negó.

-No es tu culpa -susurró. Estaban a punto de salir del comedor cuando chocaron contra alguien.

-Lo lamento no vi... ¿Hermione? -exclamó James al verla. Su rostro se desfiguró en una mueca de preocupación- ¿qué sucedió?

-Pus de bubotubérculo sin dilur -respondió Dylan. Hermione agachó la cabeza, avergonzada por que el Ravenclaw la mirara en esas condiciones.

-Yo la llevaré a la enfermería -dijo James. Dylan y Hermione lo miraron.

-¿Estás seguro? -preguntó el Gryffindor. Él asintió y Dylan le dio la mochila de Hermione.

-Te veré más tarde entonces, ¿si? -dijo Dylan besando su frente y observó como se iban por el pasillo. El castaño rió y negó, para irse directo a la cabaña de Hagrid.

Cuando llegó, unos pequeños animalitos café escarbaban en la tierra y desaparecían. Se acercó a Harry y Ron por detrás. Tapó los ojos del azabache, quien se quedó estático.

-Hola amor de mi vida -canturreó Dylan. Ron alzó las cejas intentando contener la risa ante el evidente sonrojo de Harry. El azabache le apartó la mano del rostro intentando no entrar en crisis.

-¿No ibas a ir con Hermione? -preguntó.

-Hassler la acompañó -dijo divertido.- Apuesto tres galeones a que se besan.

-Paso, no tengo dinero.

El escarbato de Ron volvió hacia él con un puñado de monedas y este sonrió encantado.