69. Volando sobre un dragón

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Dylan jamás pensó en que un día Hermione estaría convertida en Bellatrix gracias a la poción multijugos.

Los cinco (incluyendo a Griphook), caminaban por el Callejón Diagon, en dirección a Gringotts.

Dylan y Ron estaban bajo muchos amuletos de glamour para hacerse pasar por "guardaespaldas" de Bellatrix, con Harry y Griphook bajo la capa de invisibilidad.

-¡Pero si es Madame Lestrange!

Dylan apretó su varita con temor, y se giró.

Un mago alto y delgado con una espesa corona de cabello gris y una nariz larga y afilada avanzaba a zancadas hacia ellos.

Hermione se había enderezado hasta su altura completa y dijo con tanto desprecio como pudo reunir:

-¿Y qué es lo que quieres?

Travers detuvo sus andares, claramente ofendido.

-¡Es otro mortifago! -dijo Griphook en voz baja.

-Intentaba solamente saludarte, -dijo Travers fríamente-, pero si mi presencia no es bienvenida…

-No, no, para nada, Travers, -dijo Hermione rápidamente, tratando de cubrir su error-. ¿Cómo estás?

-Bueno, debo confesar que estoy sorprendido de verte afuera y aquí, Bellatrix.

-¿En serio? ¿Por qué? -preguntó Hermione.

-Bueno, -tosió Travers-, escuché que los habitantes de Malfoy Manor estaban confinados a la casa, después de… ah… la fuga.

Dylan tragó.

-El Señor Oscuro perdona a aquellos que lo sirvieron tan fielmente en el pasado, -dijo Hermione en una magnífica imitación de los modales mas despectivos de Bellatrix-. Tal vez tu credibilidad con él no es tan
buena como la mía, Travers.

Aunque el mortifago parecía ofendido, también parecía menos sospechoso.

-¿Quiénes son tus amigos? No los reconozco -dijo Travers mirando a Ron y Dylan, inspeccionándolos.

-Son amigos simpatizantes con las aspiraciones del Señor Tenebroso. Hablan muy poco inglés. Han viajado desde Transilvania para ver nuestro nuevo régimen -explicó Hermione, altiva. El mortífago asintió, despacio.

-¿Y qué los trae tan.. temprano al Callejón?

-Necesito visitar Gringotts -dijo Hermione.

-Ay, yo también, -dijo Travers-. ¡Oro, asqueroso oro! No podemos vivir sir él, si lo confieso, deploro la necesidad de relacionarnos con nuestros amigos de dedos largos. ¿Vamos?

Hermione no tuvo más opción que avanzar junto a él y encaminarse por la calle torcida y adoquinada hacia el lugar donde el edificio, blanco como la nieve, de Gringotts se alzaba por sobre las otras pequeñas tiendas. Dylan y Ron flanqueaban a Hermione, y no tenían ni idea en dónde estaba Harry.

Demasiado pronto llegaron al pie de los escalones de mármol que llevaban a las grandes puertas de bronce. Como Griphook ya les había advertido, los gnomos en librea que usualmente franqueaban la entrada habían sido reemplazados por dos magos, los cuales sostenían largas y delgadas varas doradas.

-¡Ah, Probity Probes, -suspiró Travers teatralmente-, tan crudo… pero tan efectivo!

Y subió los escalones, saludando a izquierda y derecha a los magos, que alzaron sus varas doradas y las pasaron arriba y abajo por su cuerpo. Las sondas, detectaban hechizos de ocultamiento y objetos mágicos ocultos. Dylan escuchó un susurro tras él, y supo que era Harry.

LOVE ME, harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora