LOVE ME, harry potter

54. Corazones rotos

En la clase de encantamientos del día siguiente, Harry les contó absolutamente todo lo que había pasado y, obviamente, lo de los horrocruxes y su inminente misión con Dumbledore.

-¡Uau! -exclamó Ron embelesado, mientras agitaba distraídamente su varita apuntando al techo sin prestar la menor atención-. ¡Uau! Vas a ir con Dumbledore… para destruir… ¡Uau!

-Ron, estás provocando que nieve -le advirtió Hermione con paciencia, y le desvió la varita para que dejara de apuntar al techo, del que empezaban a caer unos gruesos y blancos copos.

-De perdida has la nieve bien -dijo Dylan divertido. Ron rodó los ojos. Harry iba a decir algo más, hasta que vieron al profesor Flitwick caminar hasta ellos, por lo que Dylan quitó rápidamente el hechizo de silencio.

Las siguientes semanas fueron una locura, según Dylan. Los maestros continuaban dejándoles redacciones y proyectos como si sólamente tuviesen su clase. Dormir poco, intentar sobrevivir al día y seguir viendo a Harry desaparecer para avisar a Malfoy. Además, los entrenamientos del equipo de quidditch eran todos los días, por lo que prácticamente Harry y Dylan no se veían más que apresuradamente en las mañanas.

Dylan en esos momentos, iba camino a la biblioteca a encontrarse con Thomas Bellerose para terminar  su larguísimo proyecto de Runas Antiguas que los ha estado atormentando durante meses. Harry se había ido por ahí, probablemente a entrenar o a buscar a Malfoy, y Ron y Hermione estaban con sus respectivos novios.

No había mucha gente en los pasillos, sólo se escuchaban sus pisadas en esos momentos. Siguió caminando mientras miraba anhelante los jardines en épocas de primavera, cuando un ruido lo hizo detenerse abruptamente.

-Está bien.. sabes que siempre te ayudaré..

-Te lo dije, te dije que te alejaras..

Dylan exhaló. Era la voz de Malfoy. Miró a ambos lados del pasillo y se acercó a la puerta del baño.

-No lo haré, Draco.

-Estoy hundido hasta el cuello, Livy. No voy a permitir que te relacionen conmigo.

¿Olivia?

Dylan no pudo más con su curiosidad (era Gryffindor y novio de Harry Potter después de todo) y empujó lentamente la puerta entrando al baño de Myrtle. El suelo estaba mojado, como siempre. El estado deplorable del baño no había cambiado desde que habían estado ahí en segundo año con el idiota de Lockhart.

Con cuidado de que sus pisadas no se escucharan, avanzó buscándolos.

-Todos podemos pedir ayuda..

-Yo no, Liv. Soy un maldito mortífago, nadie me dará ayuda.

Dylan soltó una exclamación de la que se arrepintió al instante. Ambos (quienes habían estado junto a una pared del baño) se separaron a la velocidad de la luz y en menos de lo que parpadeó, Dylan ya tenía una varita apuntándole al rostro. El castaño alzó las manos retrocediendo un paso.

-No vengo a pelear, Malfoy -dijo Dylan lentamente.

-¿Qué acaso tu noviecito te mandó a vigilarme por que él está ocupado?

-Nunca he estado de acuerdo con lo que estaba haciendo Harry -aclaró él.

-Pero no trataste de detenerlo, ¿no? Por que es el maldito Harry Potter -escupió Draco, haciendo caso omiso a su mano temblorosa y su rostro cubierto de lágrimas secas.

-Y al final tuvo razón -admitió Dylan.

-Dylan.. no es lo que crees -dijo Olivia preocupada. El Gryffindor la miró, lucía debastada y con señales de que había llorado. Se giró hacia el rubio- él puede ayudarte, Draco.