• CAPÍTULO 22 •

3.2K 145 19
                                    

Ruggero caminó amenazadoramente hacia Roberto, pero me interpuse entre ellos antes de que le pudiera hacer algo.

—Vuelve a repetir lo que has dicho imbécil.

—Mejor me voy—Roberto me miró una última vez y se marchó.

—¡Me giro y no te veo! ¡Y al buscarte te encuentro con este imbécil de nuevo!

—Pues te vi Platicando animadamente con una chica, y tú tan amable que le ofreciste ir a "estudiar" a su casa

—¿Qué? ¡Yo no le ofrecí! ¡Ella se ofreció a invitarme!—Mierda, es verdad.

—Da igual, vete con ella a estudiar.— Me giré contra mis talones, mi objetivo era caminar, pero por lo cobarde que soy y se que me iba a girar de nuevo, pues salí corriendo. Corrí muy rápido, esto se me daba muy bien.

—¡Sevilla!—Corrió tras de mí, pero entonces gire un pasillo escondiéndome detrás de los casilleros, lo vi correr, pero no me vio. Suspiré de alivio, me dirigí hacia los vestidores, me cambié la ropa deportiva y fui hacia el campo.

—¡Mierda!—Me jalaron de la blusa antes de poder salir del instituto.

—Muy Chistosita el irte corriendo ¿No?

—¡Déjame en Paz! —trataba de quitarme del agarre de Ruggero, pero era muy estúpido mi intento, ya que era más fuerte.

Me estampó contra la pared colocando sus dos manos a un lado de mi cabeza.

—No iré con ella Karol, jamás te haría eso, nunca dudes de mi. Te quiero, te quiero de verdad. Eres la primera chica que me ha costado conquistar y no por una estupidez voy a arruinar lo que tanto había querido ¿Me has escuchado?—Lo dijo con tanta seriedad.

—Si.

—Bien, ahora. ¿Me puedes explicar que coño te traes tú y ese nerd?

—Es mi amigo.

—Mmh. Bueno... Luego arreglaré eso.

—¿Qué?

—Hoy no podré ir contigo a tu casa, el estúpido Entrenador me ha dicho que debo de estar aquí en la tarde para hablar algo con el equipo, me enojé y le dije que tenía cosas que hacer, pero a este no le ha importado en lo más mínimo... Perdón. —Eso es algo bueno, mínimo hoy podré ir al Chicago sin tener que darle excusas.

—No te preocupes, te entiendo—enrollé mis brazos en su cuello para besarlo, quien me correspondió tomando mi cintura apegándome a su cuerpo. Tiró de mi labio lentamente que no me di cuenta cuando se me salió un leve gemido.

—Me matan tus gemidos... —Volví a besarlo, lo bueno es que este pasillo estaba solo, pues todos se encontraban o en clases o en el campo.

Metió su lengua en busca de la mía, pero cuando todo iba bien y de maravilla, una persona se aclara la garganta. Era Valentina, quien nos miraba con una gran sonrisa divertida.

—No te comas a mi amiga Pasquarelli.

—Me la hubiera comido aquí si no hubieras llegado—Reímos.

—Karol, los entrenadores los están buscando—Me alejé de Ruggero.

—Ya vamos—Lo tomé de la mano y comenzamos a caminar hacia el campo.

Tras las horas, nos marchamos ya a casa, en la noche iría al Chicago así que tendría que alistar todas mis cosas.

A la mañana siguiente todo iba de maravilla, bueno, todo excepto que en la clase de Química vi a Roberto con un moretón en el ojo y el labio partido, me ha dicho que tuvo una pelea de broma con su hermano, pero que al final había acabando perdiendo él. En fin... El resto de la semana no me habló, no me dirigió siquiera la mirada, nada. Tenía que inventarle pretextos a Ruggero para ir al Chicago por las noches, no sospechaba de nada en lo absoluto. Valentina había terminado con Logan, él ha tratado de comunicarse con ella para explicarle, incluso le he dicho que le dé la oportunidad de que pueda decirle lo que había pasado, pero ella dice que no es tonta como para que alguien le diga lo que vio con sus propios ojos. Y Agustín... Mmmh... Va de mal en peor, esta semana he visto como una chica diferente sale de su casa, mientras que se va a fumar al balcón. Ni he querido abrir siquiera la ventana, no quiero verlo, o bueno, no quiero verlo cuando esté haciendo esas cosas con las demás chicas... Necesito hablar con él pero seriamente.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora