• CAPITULO 53 •

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Llegamos a casa en total silencio, definitivamente mis amigos ya se encontraban en ella, pues cuando entré vi que estaban llevando unas bolsas de compras hacia arriba, ambos me miraron con una sonrisa, la cual se les borró al ver quien entraba también a la casa, Ruggero.

—¿Volvieron?—Preguntó Valentina.

—No—Le respondió Ruggero—Solo la vengo a acompañar—Y tras un segundo de silencio incómodo vuelve a dirigirse a Valentina—Lamento por la forma en que te hablé la otra vez, lo lamento mucho.

—Disculpa aceptada, solo no vuelvas a comportarte como un imbécil de nuevo—Y cuando mi amiga sonrió, sentí un gran alivio de que la tensión desapareciera, pues Ruggero también le había devuelto la sonrisa.

—No volverá a pasar.

—¿Te quedarás?—Ahora habla Agustín.

—¿Quieres quedarte? Será divertido, entre mas personas es mejor ¿No?—Insistió Valentina.

—Puedes quedarte si quieres.

—¿En verdad? Oh pues, Claro—Todos nos sonreímos, volviendo a "la normalidad" como si todo humo de tensionó hubiera desaparecido por completo. Ayudamos a los chicos con las compras y las llevamos todas a mi habitación.

Tras unos minutos ya estaba la televisión prendida y un montón de cosas sobre la cama, cosas que obviamente las había escogido la rubia.

—Bien chicos, traje mascarillas, exfoliantes para el rostro, cremas humectantes, y traje pepino picado para ponernos en los ojos—Todos riendo—¿Qué? Esto será genial, hay mascarillas de aguacate, sandía, huevo...

—¡Ni creas que nosotros nos pondremos eso Rubia! Nosotros no nos ponemos mascarillas, ni hablar.

—¡Por favor Agustín! ¡Déjate poner mascarilla!

—¡Ni hablar!

—¡Por favor! ¡Ruggero! ¡Convéncelo Porfa!—Giramos a ver a Ruggero quien estaba concentrado poniendo algo en la televisión.

—¿Te pondrás mascarilla?—Le pregunten con una sonrisa.

—Las mascarillas son Para maricas. Los hombres nos veríamos mal con eso—Me contestó sin darle importancia.

—¡No por ponerse mascarillas serán maricas!—Exclama mi amiga—Porfa Ruggero, estoy segura de que si tú te la pones Agustín también lo hará.

—Bien, me parece bien, Si Ruggero se la pone yo también.

—Agustín...—Lo rete con la mirada—¿Te puedes poner una mascarilla con nosotras?—Sonreí.

—Diablos Karol, es difícil decirle "No" a esa cara tan adorable, pero como quiera sigue siendo un rotundo No.

Tras unos minutos de no poder convencerlos tocan el timbre, sin decir más bajé hasta el living para abrir la puerta y encontrarme con los hermanos Ronda, que tenían unas bolsas con ¿cervezas?

—Pasen pasen, están en su casa.

—¡Tiempo que no nos vemos Karol! ¡Que crees! ¡Jamás creí que mi hermano y tú se dieran el intercambio mutuamente! Siempre creí que tú le ibas a dar a Kathia o alguien más, pero me sorprendió demasiado, por cierto está precioso el reloj.

Reí—Yo siempre creí que eras tú quien me ibas a dar el obsequio.

—¡Para nada! A mi me tocó darle a Daniel. Gracias por invitarnos, la verdad la cena familiar estaba demasiado aburrida, la abuela ya estaba empezando a cantar en el karaoke—Reímos—Y ni hablar de los tíos que se empezaron a Pelear de nuevo por quien se queda con los terrenos de la abuela.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora