• CAPÍTULO 95 •

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Graduación, que bonito se siente cuando pasas a que te den tu diploma de graduado mientras que todos te aplauden. Eso es lo que estaba pasando ahora mismo, hoy era nuestra despedida de todos.
Vestidos de Toga y del birrete, mis amigos y yo terminamos de tomarnos fotos y despedirnos. La fiesta de fin de cursos se había festejado ayer por la noche, me la pasé genial.

Mis padres habían venido, de hecho se encontraban en la parte de atrás platicando con la señora Pasquarelli, lo cual me sorprendió porque nunca pensé que vendrían.

—Te traje algo—Me susurra Ruggero al oído—¿Vienes?—Sonriendo totalmente entusiasmada lo tomé de la mano y caminamos hasta su coche, y al abrirlo, sacó un gran ramo de rosas Rojas.

—Oww, Ruggero... No te hubieras molestado—¡Me encantan! ¡Son preciosas! ¡Huelen hermoso! ¡Son mías!

—Feliz graduación amor—No se porqué, pero abracé las flores y las olfateé llenándome de su agradable aroma

—Me fascinan, Son mis favoritas... Te amo Ruggero—Me puse de puntillas Para dejarle un corto beso en sus labios—Son Preciosas.

No se cual fue el motivo, tal vez fue la noche del cumpleaños de Valentina cuando me confesó la razón del porqué me ama, pero este mes que ha pasado me he sentido que cada vez me enamoro más de Ruggero.

—¿Nos vamos? Los chicos están por irse a comer.

—Oh... Mmmh, Solo espera un momento porque Fabián está aquí.

—¿Aquí?—Voltea a todos lados.

—Si, está por allá—Lo apunté, este estaba recargado en su coche, vestido de traje y hablando por teléfono.

—Bien, Entonces te espero.

Minutos después Ruggero se marchó con los chicos y yo me fui con Fabián y con mi hermoso ramo de flores.

—Pero miren que guapa Graduada—Me envolvió en un pequeño abrazo el cual lo recibí al instante—Me siento tan orgulloso de ti, espero que no te olvides de mi cuando te vayas a la universidad. Estarás a tan solo unas horas, yo creo que te iré a visitar.

—¡Claro! Y yo te vendré a visitar a ti también.

—Tú casa es mi casa, Pequeña.

—Gracias por todo el amor que me has dado Fabián, en verdad te quiero demasiado.

—Y yo a ti Princesa, pero bueno, veo que ya te dieron un gran ramo de flores. Me alegra que tú y ese chico estén saliendo. Se ve que te hace muy feliz.

—Y si.

—Bien, Pues tus amigos te esperan ¿No? Yo tengo que viajar a New York en unas horas, pero estaré aquí para cuando te vayas a mudar ¿Vale? Si necesitas cualquier cosa solo llámame, aquí estará Chucho por si lo necesitas.

—Claro—Y después de una larga despedida, vuelvo a donde los chicos, Pero esta vez son mis padres y la madre de Ruggero quien nos detienen.

—Chicos... Queremos hablar con ustedes.

—¿Con nosotros?

—Si—Los tres se empezaron a mirar entre sí, ¿Qué rayos se traen entre manos?—Lamento decir que no se pueden ir con sus amigos a comer, queremos que nos sigan.

—¿Qué pasa mamá?—Le preguntó Ruggero.

—Oh, nada hijo... Pero mejor síganos.

—¿Se van en tu coche? Nosotros nos iremos en el nuestro—Avisa mi padre.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora