• CAPÍTULO 77 •

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Entramos a la habitación, y en seguida le entró una llamada a Ruggero. Yo me fui directo al baño, tenía una idea, se que está algo triste o desanimado tal vez, así que aquí entro yo.

Sin que se diera cuenta metí mi maleta al baño, ya venía preparada completamente y di gracias a dios porque en el aeropuerto no me revisaron la maleta.

Me desvestí completamente y me coloqué una tanga roja, un sujetador de encaje del mismo color que se le traspasaba todo. Perfecto, pero esto no es todo. Había metido a mi maleta dos pelucas, una roja y una rubia, ambas cuadradas que llegaban a los hombros. Me puse La Roja porque combinaba con todo, y saqué de mi pequeño estuche de maquillaje mi antifaz negro. Esto sin duda le va a traer muchos recuerdos del Chicago. Pienso hacer que se olvide de todo por esta noche, y lo voy a lograr.

Al otro lado de la puerta se escuchaba como seguía hablando por teléfono, así que tomé mis cosas y salí, colocando una canción en mi teléfono, una donde se escucha el puro sonido de una guitarra eléctrica tocando una balada lenta, no lo sé pero a mi se me hace muy sensual.

Él aún no se daba cuenta de que ya había salido, así que decidí aclararme la garganta. ¡O por Dios! Sus ojos casi se le salen cuando me vieron, me recorrió de arriba abajo y después sonrió malicioso. Eso quiero, quiero que sonría por lo menos por un rato.

—Luego te llamo—Le dijo a la persona, se acercó a mi con una enorme sonrisa queriendo tocarme, pero me hice para atrás. Esta vez no iba a poder tocarme, tal y como en el Chicago. Le quité su teléfono de la mano y puse video, quería grabar cualquier momento que estuviera con Ruggero y siendo sincera, saber que estoy siendo grabada lo hace aún más excitante—¿Vas a grabar? O Dios, me encantas—Puse el teléfono en un estante, y me dirigí de nuevo a él quien de nuevo me quiso tocar y no lo dejé. Lo empujé levemente hasta que se sentara en el sofá que había ahí, y comencé a bailarle como lo hacía en el Chicago—Así que, ¿No te toco y no hablas?—Se lamió los labios mientras que me recorría con la mirada—Las mismas reglas que tenías en el Chicago. Me encanta... Por cierto, Me pones demasiado con esa peluca roja ¿Ya te lo había dicho?—No le contesté nada, me empecé a acercar a él moviendo mis caderas, me coloqué de espaldas y le rocé mi trasero en su pantalón, sintiendo como su miembro aumentaba con cada movimiento de mis caderas—Joder...—Jadeó, a la vez que me ponía de pie de nuevo para colocarme a horcajadas de él y menearme como si lo estuviera montando. Una y otra vez, también rosando mis bubis en su cara.

—Mmmh...—Se me salió un jadeo cuando su lengua recorrió el valle de mis pechos. Pero no, no puede tocarme, esas son las reglas.

—¡No!—Reprochó cuando me bajé de sus piernas y volví a empezar a bailarle sexy. Guíe mis manos a los broches del sujetador y sus ojos se clavaron en todos los movimientos que hacía, sonreí cuando se escuchó como pasaba saliva fuertemente. Me bajé los tirantes de a poco hasta que lo tire a alguna parte de la habitación—Diablos... Hubiera pagado lo que fuera porque me hicieras este privado antes en el Chicago.

Sonreí, levantando las manos sensuales, tocándome todo el cuerpo, y disfrutando de la música.

No fue hasta unos minutos después cuando Ruggero se paró bruscamente, tomándome del trasero haciéndome sentir su erección.

—Ah... Siéntate, No me puedes tocar—Jadeé. Pero este no me hizo caso, y me cargó hasta llevarme a la cama y tumbarme en ella.

—Creo que me iba a venir solo con verte bailar. Y lo que necesito es venirme dentro de ti—Se desabrochó el pantalón bajándoselo por completo y ahí pude ver su gran miembro todo erecto, sentí como mis bragas se mojaban al instante, lo quiero, lo deseo dentro de mi en este instante—¿Te gusta?—Jadeó cuando se quitó la camisa—Pues primero déjame hacer algo que he querido hacer desde hace mucho, nena—Lo hizo demasiado rápido todo, me jaló hasta el borde de la cama y se colocó de rodillas sobre el piso poniendo mis piernas a los lados de sus hombros... Oh no, Se lo que va a venir.

—¡Oh! ¡Mierda!—Me retorcí en la cama cuando me quitó las bragas y acercó la cabeza a mi feminidad—Ruggero... Oh... Ah...—sentí sobre mi piel como sonreía.

—Hueles tan bien—Entonces, pasó toda su lengua por mi parte íntima, y de forma involuntaria mis manos se fueron a su cabeza—Diablos, Y sabes aún mejor...—Ne dio otra pasada con su lengua mientras que sus dedos jugaban con mi clitoris estimulándolo más.

—¡Ah! ¡Mmh! ¡Ah! ¡Ah!—Me arqueaba a más no poder, no entendía porque antes no había hecho Sexo oral, ¡Es maravilloso!—¡Oh Ruggero!—Su lengua no paraba de hacerme maravillas ahí abajo, y sus dedos no se quedaban atrás.

[...]
Sentí como si hubiera pasado un largo tiempo, como diez minutos tal vez de solo este placer, cuando grité el nombre de Ruggero muy fuerte viniéndome en su lengua.

—Ufff Joder—Lamió hasta la última gota de mi, sacando sus dedos de mi vagina y poniéndose entre mis piernas para besarme—Saboréate, eres sabrosa—No me di cuenta en que momento se había quitado el bóxer, y mucho menos cuando se había colocado el preservativo, estaba tan metida en mi placer que no me percaté de aquello. Y sin darme aunque sea permiso de descansar, se hundió en mi, así sin más con una sola estacada.

—¡Oh! ¡Mierda! ¡Si!—Empezó a bombearme desenfrenadamente, dentro y fuera una y otra vez, rápido y duro.

—Sonríe a la cámara mi sucia niña—Jadeó en mi oído, haciéndome abrir los ojos y ver el teléfono grabando. Eso me puso aún más caliente, y lo besé ferozmente—Oh... Diablos... Aún no me quiero venir joder...—Dentro y fuera una y otra vez, sintiendo como sus bolas chocaban con mi piel y eso hacía que dieran un sonido tan excitante.

—Más... ¡Más!—Gemía...

Minutos después me vine de nuevo, en seguida de él, cayó rendido a un lado mío, con su respiración agitada.

—Joder... Me ha encantado—Dejó que pasara dos minutos para ponerse de pie y tirar el preservativo. Yo también me paré pero fue para ir por el teléfono de Ruggero y quitarlo—Me excitas demasiado con esta peluca—Se colocó detrás de mi—Me fascinas.

Hizo que me volteara a verlo, y capturó mis labios al instante... Es aquí donde comenzamos de nuevo.

Mabel Paz ✌️

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora