• CAPITULO 48 • "2/3"

1.8K 100 46
                                    

Cerré la puerta y salí corriendo. Y me sigo preguntando ¿Cómo pienso correr más rápido que un futbolista? En la otra esquina de la calle me ganó, y solo se ha tardado porque se bajó del coche. ¡Un aplauso para mi! ¡Bravo!

—¡Suéltame!—Véanme aquí, de nuevo en la misma situación donde este hombre me carga en su hombro.

—Deja de ser tan terca. En tu vida vuelvas a hacer algo como esto. ¿¡Qué hubiera pasado si hubieran coches en esta calle?! Por suerte no habían tantos.

—¡Déjame en Paz Ruggero! ¡Déjame tranquila!—Una vez más, estaba en el coche sentada con él a un lado.

—Te he puesto el seguro Para niños, no me dejas otra opción.

—Si no me dejarás bajar, llévame a donde voy.

—Allá voy, te voy a dejar en tu casa.

—No. no voy para allá, iré a ver a... iré a ver a Fabián. Llévame a su casa.

—¿¡Qué?! ¡No! ¿¡Has estado yendo al Chicago?!

—Haga lo que haga no te importa. Vive en el fraccionamiento "Bosques" solo déjame ahí.

—No.

—¡Me voy aventar por la ventana!—Grité.

—¡Haz lo que quieras! ¡Con él no te dejo! ¡Y no quiero que lo vuelvas a...! ¡¿Qué haces?!—Había bajado la ventanilla y me había desabrochado el cinturón de nuevo.

—¡Me aventaré! ¡Llévame con él!

—¡Ven para acá!—Antes de subirme al asiento este me tomó de las caderas haciéndome sentar en su regazo de un solo tirón, provocando que todo el coche se mueve bruscamente—¡¿Qué te pasa?!

—¡Suéltame! ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda!—Ni yo se lo que me pasa, solo se que estoy muy enojada, no, estoy decepcionada de él y de mi misma.

—¡Karol! ¡Por el amor de Dios! ¡Vas a hacer que choquemos! —Y a pesar de que está conduciendo, su mano sobre mí es tan fuerte como para dejar que me pare.

—¡Llévame con Fabián!

—¡Bien! ¡Te llevo! ¡Pero cállate! ¡Y siéntate bien! ¡Sin ocasionar un accidente! ¡Por favor!

Tan solo me soltó y hasta me coloqué el cinturón, quedándome callada todo el transcurso.

(...)

¿Porqué quería ir con Fabián? Ya antes lo he dicho, es como un padre, un padre que me quiere, y estoy segura que si Ruggero no entiende las cosas cuando se las deje claras, él me ayudará a que se marche. No digo que le tenga miedo a Ruggero, de su amor no me cabe duda, pero por eso mismo, me ama mucho y lo conozco, se que es capaz de hacer cualquier cosa Para que no lo deje, pero es tiempo de hacerlo. Es un maldito manipulador.

(...)

Ya habíamos llegado a su gran casa, Ruggero se estaciona frente a las puertas de su casa y al instante que quita el seguro no dudo en bajarme, pero él había hecho lo mismo caminando hacia mi.

—Te espero aquí.

—Estaré bien. Ahora quiero que me escuches—Me acerqué a él—Lo que ha pasado hoy ha sido grave, estás golpeando a personas inocentes solo por tus jodidos celos que me tienen ¡Harta! Te he demostrado mi amor, te lo demuestro en todas formas que tú eres... eras, el único que me importaba, ¡odio que desconfíes de mi! Así que esto se ha acabado. No me busques. No me llames. ¡Ni siquiera te acerques a mi! ¡Estoy harta! —Y así como lo dije, así como le dio igual.

¿Por qué Yo? #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora